VAR o bar: es lo mismo
El bar, según la Real Academia es el “lugar en el que se despachan bebidas que suelen tomarse de pie, ante el mostrador”.
EL VAR, siglas de Video Assistant Referee, en español: árbitro asistente de video, se ha convertido en el primer objetivo de los hinchas, aficionados y periodistas del fútbol para explayarse con todo tipo de argumentos. Y como casi siempre, cuando Real Madrid y Barcelona están por medio, cualquier tertulia se convierte en un incendio imposible de apagar.
He estado siguiendo en la medida que he podido los comentarios, de los futboleros- aquí entran todos- clientes de un bar y comunicadores, tras el arbitraje de Hernández Hernández y la actuación del VAR en el partido Real Madrid-Almería .Como nos dijeron desde que se instauró el videoarbitraje, éste serviría para que unos árbitros cómodamente instalados revisen las jugadas y ayuden a rectificar los errores del colegiado del campo con el fin de no alterar el resultado.
Créanme, después de escuchar tan acaloradas opiniones en medio de un galimatías de voces, la única conclusión que he sacado es que los seguidores -entran todos, de nuevo- han alborotado más que un gallinero sin llegar a enterarme de nada. Y hasta algunos con tonos violentos. Es el fútbol.
Por lo oído, Hernández Hernández, no debe de tener nombre propio porque así lo citan los informadores, favoreció al Real Madrid tras los consejos que le aportaron los árbitros del VAR. Y se armó la marimorena. Hernández, no obstante, al menos se ha salvado de las mofas que recibían antaño otros árbitros debido a sus nombres y apellidos. Se acuerdan de Undiano Mallenco, Teixeira Vitienes, Brito Arceo, Mejuto González, Acebal Pezón, Japón Sevilla Urizar Azpitarte… Sobre este último: “ya sabes quien va a pitarte, pues Azpitarte”.
En el bar, un aficionado del Atlético de Madrid se desahogaba dando una patada a una banqueta de madera, vociferando: “Si no hubiera sido el Madrid los del VAR no habrían avisado al árbitro. Esto es un robo”. Y enfurecido se marchó del local no se sabe dónde.
Imagino que en cientos y cientos de bares de toda España los que no van con el equipo merengue incendiaron las luminarias y “rezaron” como nunca lo habían hecho antes. Pues seguro que cada fin de semana la historia se repite. No entiendo cómo es posible que los que inventaron el VAR no se informaron de que en España los arbitrajes, ascensos o descensos de equipos justos o injustos, tarjetas rojas y amarillas, etcétera se dirimían y se siguen arreglando en los bares.
No hay duda, el bar y los estudios de radio y televisión son una segunda grada donde desahogarse de verdad y donde se saca lo mejor y peor de uno mismo.
Excepto los insultos gordos, no he encontrado diferencia entre los aficionados del bar y los comentaristas de radios y televisiones. Empeñados todos en llevar razón, creyendo que voceando más fuerte se convence al adversario. Ni tan siquiera dejan una mínima oportunidad al que parece que puede poner un poco de cordura. A veces, incluso el conductor o director del programa no puede frenar a tal caterva de exaltados. Y da pena porque estos oradores del balompié están encantados de oírse pontificando como si tuvieran la verdad absoluta.
Eso de dar patadas a un balón que tanto encandila a los españoles no es tan sencillo ni para los futbolistas ni para los seguidores porque resulta ser un tronco con muchas ramificaciones.
Tras el arbitraje de Hernández Hernández, el entrenador del Barcelona se lamenta con “será muy difícil ganar esta Liga” y Laporta, su presidente: “lo del Bernabeu fue una vergüenza”. Y no me extiendo más para no caer en la tentación del forofo enloquecido.
Pues con las citadas declaraciones, más chicha para seguir manteniendo vivo el pregón en tascas y estudios de comunicación. Y de los comentarios sobre el VAR, los gacetilleros pasaron a desmenuzar con crudeza a entrenador y directivo; mientras que en uno de los bares del barrio que hace esquina se escuchaban los insultos más groseros. Y eso que solo entraron en una ramificación de ese tronco tan generoso ofreciendo historias para la polémica.
Desconozco, además de qué se lamentan muchos de estos oradores del balón, puesto que les sirve de alimento para toda la semana hasta que llega el partido siguiente.
Sugiero a la Real Federación Española de Fútbol o a quien mande en este tinglado que coloque en la sala de revisión del video a varios aficionados que estén tomando una cerveza en un bar, y también a varios comunicadores para que le indiquen al árbitro sus errores. Lo mismo hasta se hacen amiguetes… de los colegiados, claro
A la umbría
Fuera del fútbol
Desde hace varios años en las informaciones deportivas de los medios generalistas de radio se ha colado la coletilla de “fuera del fútbol” para pasar a comentar otro deporte que no sea éste. Es verdad que al contar los resultados de otra disciplina deportiva no es fútbol, pero me suena fatal, a desprecio y además es una obviedad. Es como decir: aquí lo único que importa es el fútbol, lo demás queda fuera, es secundario y casi no merece la pena ni citarlo.
Me pregunto: ¿y no sería más correcto afirmar: “cambiamos de deporte” o “vamos al baloncesto”, por ejemplo? Y sí, “fuera del fútbol” hay mucho más, a pesar de que los locutores se empeñen en que no sea así.