¿Cuánto hay de cierto y de fantasía en la historia y el presente del Rioja?
Hay nombres, autores, intelectuales, gente sabia que se mezcla y se confunde con su tierra. Y ya no se sabe muy bien si las raíces son sólo metafóricas, o se transforman de verdad en algo parecido a esos hombres maravillosos que crecían desde sus propias raíces en el bancal de “Amanece, que no es poco”, con que nos regaló José Luis Cuerda, otro genio amante de su tierra y de todas las tierras.
Pero ahora estamos hablando de otro gran “terruñero”, Emilio Barco, cuyo nombre es sinónimo de Alcanadre, su pueblo en la ribera del Ebro, a 30 kilómetros de Logroño; y homónimo de La Rioja, su tierra; y de Rioja a secas, sin el artículo determinado, que da nombre a una de las mejores tierras de vino del mundo, con una denominación de origen a punto de cumplir 100 años.
Emilio Barco fue primero chico de pueblo, agricultor en familia, en las tierras inundables del Ebro, sindicalista precoz, joven hombre de Gobierno en el nacer autonómico de la democracia posfranquista, y después y hasta ahora, profesor, estudioso, divulgador, escritor de artículos y libros, sobre temas universales que siempre se funden y se reflejan en el espejo local de su tierra más cercana.
Todo ello se entrevé, de una y otra forma, en el último libro que Emilio Barco acaba de escribir y publicar, Certezas y fantasías en la historia del Rioja, en el que, a lo largo de cerca de 400 páginas, nos introduce en el pasado, el presente y el futuro del mundo del vino de Rioja.
Porque en el vino de Rioja incluye todo un mundo de mundos, diverso, complejo y lleno de matices, como los aromas de un buen tinto, que conforma la realidad territorial, agronómica, social, económica, empresarial, lúdica, emocional y hedonista que va de la cepa a la uva, de la uva a la bodega, y de la botella a la copa.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Certezas y fantasías en la historia del Rioja tiene tres capítulos. En el primero se describe la evolución del sector en los últimos cuatro siglos, sobre la que el autor aporta respuestas a seis preguntas básicas ¿Dónde se produce el Rioja? ¿Qué se produce en ese espacio, qué vinos? ¿Quién lo produce? ¿Cómo se produce? ¿Quién se lo bebe? ¿Con qué reglas, con qué restricciones se produce y se vende?
“El largo periodo de tiempo en el que he trabajado -afirma el autor- lo he partido en cinco trozos: el Rioja de los hidalgos, que llega hasta las primeras décadas del siglo XIX; el Rioja de los liberales, hasta principios del siglo XX; el Rioja de las sociedades, hasta las dos últimas décadas de ese siglo; el Rioja de los prescriptores desde finales del siglo XX hasta ahora; y el Rioja de los influencers, etapa que está comenzando y que, por supuesto, no tengo ni idea que nos deparará”.
En el primer capítulo del libro, titulado Del Rioja de los hidalgos al Rioja de los influencers, Barco explica cómo ha cambiado el espacio de producción, de estar delimitado por el clima y el mercado a estarlo por una norma (pliego de condiciones de la DO), cuándo empiezan a hacerse vinos finos o criados, la aparición de las sociedades, de las cooperativas, de los almacenistas…, el paso del mercado local al nacional y luego al mundial, cómo el control del sector pasa de los monasterios y los cabildos a las ayuntamientos y juntas de cosecheros, de estos a las Diputaciones y al Estado y después a las organizaciones internacionales, la OCM, la OIV, la OMC…
Certezas
“En este paseo por la historia del Rioja -continúa Barco- encontré un manojo de certezas que el trabajo de muchos investigadores ha puesto de manifiesto. Son certezas los cambios en el espacio de producción y en el paisaje, la diversidad de modos de producción, organización y producto”. Nunca hubo, es su opinión, un único Rioja, ni el Rioja fue nunca de uno, “es una marca colectiva y es también una certeza que el Rioja nunca conoció la libertad”
… y fantasías
Junto a las certezas, Emilio Barco describe también en su libro un buen puñado de fantasías, que intentan desmontar tópicos y supuestos dados por ciertos aunque no lo sean. Estas son algunas de las más curiosas:
¿No será una fantasía que no hubo nunca mujeres cosecheras? ¿O que la filoxera llego a Sajazarra en las alpargatas de los jornaleros gallegos? ¿O decir que en el siglo XVI había criadores de vino de Rioja que exportaban sus vinos a Flandes y grababan las iniciales de sus nombres y apellidos en los pellejos para garantizar su procedencia? Cuando lo cierto es que había exportadores de lana y el sello con su identidad que estampaban en las sacas de lana.
Al igual que es una fantasía para Barco pensar, como se ha dicho, que vino que hacían los cosecheros en el Rioja de los hidalgos fuese un vino malo y de alta graduación.
Una denominación de origen centenaria
También considera Emilio Barco una fantasía que en el origen del Origen estuvieron todos. “La demanda de disponer de una marca Rioja para el control del fraude -defiende Barco- la realizó formalmente el presidente de las bodegas cooperativas de los sindicatos agrícolas católicos respaldado por la Federación de Sindicatos Agrícolas Católicos de La Rioja (FSACR) constituida el año 1910 y por la Asociación de Viticultores Riojanos (AVR) creada dos años después en la que participaban conocidos cosecheros del Rioja de los liberales”.
Lo cierto, afirma el autor, es que “el proyecto no tuvo el apoyo de la Asociación de Exportadores de Vinos de La Rioja ni de la Asociación Nacional de Vinicultores (ANV), que presidió Martínez Lacuesta, teniendo de vicepresidente a Santiago Ugarte de bodegas Bilbaínas, personas que se manifestaron siempre contrarios a lo que consideraban medidas proteccionistas para el sector que chocaban con su ideología liberal”.
Hasta llegar al nacimiento de la Denominación de Origen en el año 1925 porque ese año, el día 9 de junio se publicaba en la Gaceta, la Real Orden Comunicada de 6 de junio por la que se dispone la creación de la marca colectiva Rioja y se regula su uso. Un año más tarde y por Real Decreto se ponía en marcha el Consejo Regulador.
El futuro del Rioja
Por último, pensando el futuro, Emilio Barco plantea en su análisis dos opciones: crecer en valor sin la obsesión por crecer, o apostar por un crecimiento en volumen y en valor. Y a continuación propone avanzar hacia el crecimiento en valor sobre tres líneas de trabajo: agroecología, paisaje e investigación.
“Garantizando siempre que el valor generado se reparta a lo largo de toda la cadena, incluidos los agricultores, las bodegas y también las cooperastivas, que “ahora lo están pasando mal, algunas muy mal”.
“Certezas y fantasías en la Historia del Rioja” se presenta el viernes, 3 de febrero, a las 19,30 h., en el Ateneo Riojano (C/ Muro de Cervantes, 1. Logroño).
El libro, autoeditado por el autor, se puede adquirir en las librerías de Logroño o mediante venta directa en el teléfono 669 160 405.
Excelente reseña de lo que se prevé un excelente libro, que habrá que leer.