Un dron dobre vuela un campo de melocotoneros, en Teruel.

Agricultura 4.0

¿Habrá espacio para los agricultores en la agricultura 4.0?
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“El sector primario encara un cambio estructural de su modelo de negocio”, se lee en la noticia titulada La Rioja se prepara para la agricultura 4.0”, que leo en el diario La Rioja hoy, día de San Eduvigis, que era mujer. El título y las fotos me atraen a la lectura. Las fotos por ver si encuentro a algún agricultor en ellas. Compruebo que me costaba menos encontrar a Wally.

El título porque a mi último trabajo publicado sobre el vino lo titulé: Análisis de un sector. Rioja 4.0”. Lo hice porque pretendí enmarcar su evolución en las cuatro revoluciones industriales que el sector ha vivido desde el siglo XIX cuando en mi tierra “nace” el negocio del vino de la mano de la primera.

El estudio de lo pasado me permitió resumir sin dudas lo que considero caracterizó e identificó al sector vitivinícola en cada una de las tres primeras (por ejemplo: en la primera el protagonismo pasó del campo a la bodega y ésta lo perdió en favor del laboratorio, enología, en la segunda y en la tercera lo ganaron los responsables de marketing). De la misma manera que mi ignorancia sobre la cuarta, recién iniciada, me llevó por senda de prudencia (raro en mí, al pensar) y sobre el devenir solo planteé interrogantes: ¿de la mesa de reuniones al campo? ¿Del sector servicios a las tecnologías big data? No me atreví siquiera a aventurar ocurrencias en afirmativa.

El CEO (¿?) de la consultora de estrategia corporativa que habló en el Foro Bankia Forward organizado por Diario La Rioja, no dudó al marcar el camino del futuro agrario con estos cinco mojones: Tecnología, sostenibilidad, nuevos productos, transparencia y cercanía al consumidor. Hasta aquí solo fotos, títulos y entradillas. Las sorpresas las encontré en la letra más pequeña. “El secreto esta en innovar, pensar de manera diferente y anticiparse…”

Me identifique al leerlo y le hice una foto para enseñárselo a Soraya que me suele recriminar por ser así (sobretodo por anticiparme en las conversaciones y no dejar hablar a nadie, todo hay que decirlo). Mi desilusión llegó solo tres lineas más abajo: el CEO se refería al uso de lo digital frente a lo analógico. En esto no estoy en la 4.0 porque estoy volviendo a dar las clases con tiza y pizarra desde que conocí al profesor Hans Rosling (si ve esta conferencia entenderá lo que le digo, Population growth explained with IKEA boxes en: https://www.gapminder.org/videos/).

Tecnología

Me hundí del todo cuando, para que entendiéramos mejor los cinco mojones que nos marcarían el camino, nos puso algunos ejemplos como este de una empresa española, “onubense, en concreto, en la que una máquina es capaz de recolectar cien hectáreas de fresas en tres días con la delicadeza propia de una persona” (de una persona delicada, se entiende, matiza mi amigo Carlos Álvarez cuando le hago participe del futuro narrado en el diario). Este ejemplo ilustró el apartado de tecnología.

Sostenibilidad

Lean el que ilustró el de sostenibilidad. Después de decir que la ecología aporta valor añadido al precio y que hoy es tan necesaria como en su día lo fue la calidad y la seguridad alimentaria y que lo sostenible es el futuro, soltó tremendo ejemplo de una empresa sueca que “levantó un edificio de 60 metros de altura capaz de producir alimentos para satisfacer las necesidades de alimentos de 5.000 personas durante todo un año”. No sé qué cojones hago haciendo una huerta y predicando las bondades de hacerlo. Lo de enfatizar con la palabra cojones es importante porque le da más importancia al cabreo conmigo mismo, como dice José Luis Cuerda en Memorias fritas, página 50, Editorial Pepitas de Calabaza.

Nuevos productos

La tercera idea desarrollada fue que los nuevos productos que hay que poner en el mercado tienen que tener en cuenta la salud. Para mí esto es la base de todo y por eso reivindico la vieja utopía de Mario Gaviria (por cierto gran defensor de la ciudad de Benidorm como ejemplo de construcción vertical mucho más sostenible que otros ejemplos de la costa española y que no sé lo que pensaría del edificio de 60 metros que alimenta a 5.000 personas): el sector agrario tiene que ser capaz de producir alimentos suficientes, sanos, nutritivos, sabrosos y baratos. No leo nada de que los nuevos productos que se proponen debieran de cumplir todos estos requisitos. Solo dicen que “las proteínas vegetales sustituyan a las de origen animal y que se refuercen las defensas naturales de los productos (cutícula) para mantenerlos más tiempo frescos” (tampoco dice nada de si con o sin tecnología “transgénica”).

Transparencia

“Lo importante no es lo que se hace, sino cómo se percibe lo que se hace”. Así empieza este apartado con el que el CEO introdujo el cuarto factor de futuro. Por si todavía no ha quedado claro subraya que las empresas tienen que dejar de ser “cajas negras y se vuelvan de cristal, transparentes” (supongo que se refiere exclusivamente a la segunda parte de su aserto introductorio). El ejemplo que ilustra este factor es muy gráfico: Un supermercado holandés en sus zumos procedentes de Brasil “en sus envases hay un código QR a través del cual los clientes pueden hablar directamente con los agricultores”. Sin comentarios (porque todos los que se me ocurren son escandalosos).

Cercanía al consumidor o conectividad

Para evitar las escandalosas diferencias de precios entre origen y destino el CEO propuso practicar la agricultura de proximidad que es lo que llevan años haciendo algunos amigos hortelanos. Nada nuevo si ahí se hubiera callado pero no, tuvo que poner otra vez un ejemplo y ahí, pienso yo que la cagó: ahora es en un supermercado de Montreal (Canadá) que “en el tejado tiene un huerto, para que los clientes recojan ellos mismos las ensaladas”.

Ya me disculparán si con este panorama que nos dibujan estos expertos me planto en la tercera revolución industrial como mi tio Antonio se quedó con su burra Cayetana cuando a mi pueblo llegaron los vendedores de tractores.

Emilio Barco.
En Alcanadre el 16 de octubre de 2019 y asustado de lo que a veces lee uno sobre lo que le aguarda un poco más allá

3 comments

  1.  

  2. Eduardo Moyano Estrada 24 octubre, 2019 at 10:02

    Sabias reflexiones del sabio Emilio Barco. Hay que leerlas lentamente, con la parsimonia del que aún no se deja atrapar por las ensoñaciones del futuro 5.0. Gracias Emilio por hacernos pensar.

  3. Emilio 24 octubre, 2019 at 12:47

    Gracias Eduardo por tus palabras sin duda de amigo y por ello excesivas. Parsimonia, qué palabra tan bonita. Esa lentitud que reivindico siempre que tengo ocasión y que asocio a la cultura campesina y al tiempo de los acontecimientos y no al tiempo de reloj. La lentitud del caracol y el tiempo circular (de ahí el título de este blog Donde viven los caracoles). Parsimonia para no dejarse atrapar por las ensoñaciones del 5.0 ese mundo en el que todo tiene que ser ya, inmediato, a golpe de pulsación en el teclado del aparato correspondiente, donde todo es actual, donde lo inactual no vale nada, ni existe (la Historia ha muerto). Parece de locos oponerse a esto y reivindicar la parsimonia en el siglo XXI. Locos estamos Eduardo, amigo. Un beso
    Emilio

  4. francisco saenz 11 diciembre, 2019 at 13:02

    Emilio, gran artículo. No dudo de las buenas intenciones del CEO, seguro que las había, pero lo que no acabo de ver es la tierra. Hablamos de microchips (o lo que esté ahora de moda), de marketing, e incluso de agricultura de proximidad, pero yo (terco de natural) sigo sin ver la tierra.

    Tal vez habría que poner más énfasis en no perder lo que queda de lo que siempre ha valido la pena, e ir incorporando lo que valga la pena de lo que no teníamos. Un dron vigilando la cosecha, puede hacer una excelente labor, pero sin alguien a los mandos…

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