Reflexiones sobre la aprobada Ley de Bienestar Animal
Una vez más el mundo rural apenas se ha tenido en cuenta a la hora de fraguar esta ley. Ha prevalecido el enfrentamiento frente al sosiego.
- Los agricultores sorprendentemente han sido ignorados. Y sí tienen mucho que decir sobre si es conveniente cazar a los animales que destruyen sus cosechas, como conejos, jabalíes, ciervos… Ni más ni menos ha sido una falta de respeto a un sector primordial en nuestra economía y nuestra vida.
- Los pastores de extensivo y sus perros de carea y defensa han sufrido también la ignorancia de los políticos urbanitas capaces algunos de confundir una paloma torcaz con un gorrión.
- Los cazadores han mostrado ser muy violentos con las personas que están en contra de la caza. Lo he observado en numerosas ocasiones. Y una persona puede estar sencillamente en contra de la caza porque no le gusta que se maten los animales. Y no por eso pertenece a ningún grupo animalista radical que se excede en sus acciones contra la actividad cinegética. Así es que se recomienda más argumentos de los cazadores que insultos a los que están en contra de abatir especies.
- Muchos de los grandes gurús del ambientalismo y del ecologismo español se han puesto de lado sobre su juicio acerca de la Ley de Bienestar Animal. Pues muy mal. Hay que mojarse para lo bueno y para lo malo.
- Una vez más los políticos han demostrado su desconocimiento y su falta de rigor, tanto los que han defendido la Ley como los que han estado en contra. Nunca han dicho la verdad con las cifras de perros y otras mascotas abandonados.
- Lo que sí ha calado, gracias a los políticos y a muchos medios de comunicación y no siempre progresistas es que todos los cazadores maltratan a sus mascotas, y es mentira.
- Tampoco es cierto que después de la época de caza es cuando se abandonan más perros. Se dejan al desamparo más animales antes de las vacaciones estivales y de Semana Santa.
- Los que están en contra de los cazadores argumentan que se cace sin perros para que estos no sean utilizados. Un argumento de poco peso por lo siguiente: el hombre desde hace miles de años ha estado criando y consiguiendo diferentes razas a su antojo y necesidad. Los perros de caza son para ejercer la actividad cinegética, pero qué hacen los que viven en ciudades o pueblos con otros perros que no son de caza; pues los tienen para divertirse, jugar, caminar, andar de palique con otros vecinos perreros, etcétera. Luego también son utilizados a su parecer.
- Cazar piezas de mayor como los jabalíes que tanto daño hacen a las cosechas es imposible sin perros que los muevan para que los cazadores los abatan. Los suidos son tan listos que incluso muchas veces se quedan encamados y no se inmutan a pesar de los perros. Es tal su invasión que es conveniente un control urgente. Cada vez tienen menos miedo a las personas
- Lo que ha llegado a muchas personas es que los perros de caza sufren heridas y lesiones. No es verdad, solo son los de caza mayor (rehalas) que se enfrentan a los jabalíes. Los de caza menor, que son mayoría, se lesionan quizás un poco más que los perros de compañía. Pero desde luego no están tan gordos como los urbanitas y su esperanza de vida es mayor.
- La ley no ha tenido en cuenta un catálogo serio elaborado por expertos sobre qué razas son las más adecuadas para tenerlas en un piso según medidas y sus moradores: si hay niños, personas mayores, tiempo disponible para sacarlos a pasear… Esto me parece más importante que el hecho de que se tenga que realizar una especie de curso para poder tener una mascota.
- Los niños de las zonas rurales se desentienden mucho menos de sus perros que los de ciudad. Estos últimos se vuelven locos con ellos cuando son cachorros, pero, en general, a la edad adulta son los padres los que los pasean. Sin embargo el niño rural ve a su perro como a alguien que le da seguridad, que lo acompaña en sus salidas al campo, que le enseña a caminar por lo senderos, etcétera.
- Este aspecto tampoco se ha tenido muy en cuenta, pues está probado que los niños de pueblo y de ciudad que tienen perro se integran mejor y expresan con más facilidad sus sentimientos. Además, les dan seguridad porque si se equivocan en alguna cosa su mascota jamás se reirá de ellos como hacen los humanos.
- Sobre si en las colonias de gatos hay que eliminar ejemplares para que no destruyan la biodiversidad o castrarlos simplemente, estoy de acuerdo con los primeros, pues hacen mucho daño. Un ejemplo: por casa vienen tres o cuatro gatos semisalvajes de personas del pueblo que no controlan dónde paren sus gatas. Pues bien, en época de otoño e invierno (la primavera y verano no la cuento porque hay muchos pájaros recién salidos del nido y son presas fáciles) cazan bastantes gorriones, petirrojos y colirrrojos tizón, por este orden (no tengo el número exacto) y eso que para que no cazurreen les echamos de comer. Desde luego, los gatos son unos cazadores implacables.
- En cualquier caso para frenar su crecimiento sirva de ejemplo el pueblo de Fuentelsaz del Campo, que ha llegado a un convenio con una clínica veterinaria de Molina de Aragón para la castración de felinos. Y quizás lo hayan hecho según me dicen “porque había muchos en el pueblo”, sin pensar en el daño que hacen a numerosas especies silvestres.
- La Ley sí ha servido para que un buen número de cazadores tomen conciencia de que sus mascotas deben estar mejor cuidadas. He visto algunos perros, en especial de rehalas, que tenían que pasar dos veces por el sol para hacer sombra, quiero decir que estaban más flacos que el galgo del Quijote. El polo opuesto de los orondos perros de la ciudad.
- Un importante número de cazadores e individuos relacionados con organizaciones cinegéticas tienen “la piel muy fina” como se dice ahora. Ya en 2008 se organizó una manifestación contra Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, por pretender retirar el plomo de los cartuchos de los humedales, entre otras acciones. Narbona no repitió en el cargo y Juan Delibes de Castro, hijo del célebre escritor Miguel Delibes, recibió numerosas críticas y muy duras por defender algunos argumentos de aquellas reformas. Y eso que también era cazador.
- Los cazadores se han mostrado como un lobby muy intolerante y en cuanto a la falta de diálogo han empatado con los promotores de la recién aprobada Ley de Bienestar Animal.
- Los animalistas han adquirido demasiado protagonismo con respecto a esta ley. Me hubiera gustado que también lo hubieran hecho los científicos, veterinarios y todo lo relacionado con el mundo de las mascotas.
- Lo de prohibir exhibir mascotas en vitrinas de cristal en las tiendas de animales me parece muy bien. Siempre me dieron pena los cachorritos de perro derrengados de tanto ser llamados por los niños y no tan niños tras los cristales.
- Los criadores de galgos argumentan que si se encuentran lebreles abandonados no son ellos. Son de las mafias que se los roban y los abandonan, pues que los custodien mejor a ser posible en casa o cerca de ella.
- Me ha llamado la atención la tozudez y terquedad de los promotores de las Ley. Se han creído con la verdad absoluta.
- Que una vez más lo de la negociación y conversación sosegada no es lo nuestro. ¡Vaya un carácter!
- Como decía mi abuelo, maestro de la Institución Libre de Enseñanza, “el que maltrata un animal, no tiene buen natural”. No sé si el dicho es correcto, pero vale para todo el mundo.
Foto destacada: Pachón navarro, en el Alto Tajo. Foto: Diego Juste