Este no es mi pueblo… ni el río Tajo
En un artículo de este blog titulado “SOS por la trucha común”, comentaba que uno de los problemas de la escasez cada vez mayor de este extraordinario depredador en las aguas cristalinas del Alto Tajo era el desbordamiento de las balsas de las minas de caolín cuando descargaba una tormenta fuerte y convertía el precioso cauce del Tajo en un río lechoso con la particularidad de que los sedimentos del caolín, ese mineral blanco como la nieve, perjudicaban de forma notable la freza de la trucha.
Pues bien, después de varios estudios de expertos españoles sobre la necesidad de restaurar las minas de caolín en las localidades de Peñalén y Poveda de la Sierra, la Comisión Europea ha aprobado y firmado recientemente el proyecto LIFE RIBERMINE, que en esencia desarrollará restauraciones geomorfológicas que promuevan soluciones e impactos sobre las redes fluviales que pudieran ser afectadas por explotaciones mineras. O lo que es casi lo mismo: que por fin va a haber dinero para que se hagan los trabajos de restauración.
Una resolución que llega tarde
Lo curioso es que esta resolución europea haya llegado tan tarde. Hace ya algunos años, estudios de excelentes investigadores y profesores(as) de la Universidad Complutense de Madrid y de algún otro lugar concluían sobre la necesidad urgente de restauración. Lo sospechoso y triste es que hasta hace poco no se le haya exigido con un seguimiento puntual a la empresa explotadora de este mineral valioso por su escasez en España a limpiar las balsas que se realizaron en su día para evitar los vertidos al río.
Por otra parte, también causa asombro que las citadas minas de caolín se encuentren dentro del Geoparque de la Comarca de Molina y el Alto Tajo, que recibió tal credencial el año 2014, aunque no en el Parque Natural del mismo nombre, pero sí en la zona de influencia.
En el verano de 2018, por ejemplo, unos vecinos de Peñalén comprobaron in situ que las balsas estaban a rebosar, cuando la obligación de la empresa era la de tenerlas limpias. Dos pescadores del mismo pueblo estaban alarmados por la escasez de truchas en los últimos años. Y eso que ahora solo se puede practicar la pesca de este pez siempre y cuando se suelte el ejemplar capturado de nuevo al río. Lo que se llama “pesca sin muerte”.
Hace tres años más o menos, una fuerte tormenta del mes de julio consiguió convertir el agua cristalina en un torrente blanquecino. De tal manera que las personas que se estaban bañando en un vado se tuvieron que ir a casa a comerse la merienda. El afluente Tajuelo en Poveda de La Sierra y el arroyo Merdero, Peñalén desembocaban al Tajo con todo su esplendor blanquecino. ¿Daños para el turismo de la zona? Por supuesto.
Pero esta dejadez de la Administración provincial , regional y estatal sobre la exigencia a la explotación de evitar vertidos minerales al Tajo también ha perjudicado a la fauna autóctona y acuícola del soto y del propio río. En épocas de cauce lechoso todavía están criando el mirlo acuático o el martín pescador, por poner dos ejemplos. Tanto uno como otro se tienen que zambullir en el agua para capturar sus presas y así alimentar a su pollada. Ya me dirán qué pueden hacer sin ver ni gota. De igual manera, la nutria común lo tendrá que estar pasando bastante mal para llegar a capturar un pez y alimentar a su prole.
Así que no me extraña que un caluroso día del mes de julio de hace seis años, caminando hacia el Salto del Campillo con unos amigos de Vitoria, vimos en una pista forestal a una preciosa nutria a eso de las 13:30 horas, a pleno sol, alejada más de 200 metros del cauce del río Tajo. Por la dirección que llevaba apostaría que se dirigía hacia una piscifactoría cercana de trucha arcoiris a darse un festín. Como es lógico y aunque en la tierra sus movimientos son mucho más torpes que en el agua, caminaba rápido para que su piel no quedara perjudicada, reseca. La piscifactoria ha cerrado.
Cambios de paisaje
Pero no solo el impacto al medioambiente de las minas hay que medirlo por el perjuicio a las aguas fluviales y sus habitantes. Los enormes “bocados” a los montes y otras que han dejado y siguen produciendo las explotaciones son colosales. Además de cambiar el paisaje de forma salvaje, el hábitat de numerosos animales, sobre todo aves, se ha perdido para siempre. Aunque queda la esperanza de que si se llegan a restaurar con cierta fidelidad a como estaba antes la zona: tierra, vegetación y flora, lleguen a volver algunos mamíferos y reptiles, amén de insectos tan beneficiosos como las abejas. Por cierto, en el lugar en que se encuentra la Mina de Santa Engracia de Peñalén, era antaño el sitio preferido por los vecinos donde colocaban sus colmenas debajo de una larga ceja de piedra cortada en la actualidad en seco.
Urge también restaurar las minas porque en Peñalén ya está aprobada la creación de un alojamiento turístico para deportistas de montaña en el Alto Tajo, con la colaboración de la Federación Castellano-Manchega de Espeleología y Cañones. Y les aseguro que la imagen que tendrán los deportistas desde este centro es penosa, porque el destrozo paisajístico de la mina lo tienen a escasos 500 metros mirando hacia el noreste.
Esta enorme herida en el paisaje deslumbrante de este pueblo y alrededores hace daño a la vista y puede perjudicar la opinión que divulguen los visitantes deportistas y los no deportistas de la zona del Alto Tajo. Los vecinos del pueblo ya se han acostumbrado, pero no resignado a que se les devuelva su paisaje de la manera mejor y más fiel posible a como se encontraba antes.
Para qué sirve el caolín*
- Fabricación de esmaltes, frisos, cerámica de mesa y sanitaria
- Fabricación de vidrio
- Blanquear el papel
- Drenaje de instalaciones deportivas
- Obtención de silicio
- Fabricación de pinturas y cauchos.
- Productos fitosanitarios
- Cosmética y farmacia
* Fuente: Caobar, S.A. Empresa que explota el caolín
Foto destacada: Mina de caolín en Peñalén (Guadalajara). Autora: Esther Rubio