Una joven tomando fotografías en un viñedo en la Ribera del Duero.

Disfrutar, conocer y comprender el valor de los paisajes rurales

Sin duda alguna, las imágenes que retenemos en nuestra memoria de los paisajes rurales que recorremos en nuestras vacaciones, forman una parte esencial de la experiencia de disfrute y de lo que finalmente transmitimos a nuestro regreso.
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¿Qué sería Asturias, Galicia o Cantabria sin esos paisajes de mosaico característicos? ¿Qué sería Extremadura sin su paisaje de dehesa? Castilla y León impresiona, entre otras cosas, por esos paisajes anchos en los que el cielo azul se funde con el amarillo y el ocre, y en los que sobresalen esas iglesias románicas, palomares y torreones.

Una parte muy importante de estos paisajes rurales que recordamos son paisajes agrarios y ganaderos en los cuales la acción humana, a través de prácticas campesinas ancestrales, los ha modelado y configurado de una manera asombrosamente mágica, vinculándolos a la cultura, al carácter, a la economía y a la historia de la zona.

En mi último viaje a Baleares, justo cuando aterrizábamos, pude observar desde el cielo una isla en la cual los paisajes agrarios eran predominantes. Luego bajé del avión, salí del aeropuerto de Palma, me tuve que mover por la ciudad y por las zonas cercanas, todas de costa, y todo este paisaje desapareció. Era como si no existiera. Pensé mucho sobre esta imagen distorsionada que una parte importante de los 16 millones de turistas que entran cada año a las islas reciben. Pero la historia no acabó ahí. Lo puse como entrada en mi facebook y una persona reaccionó para recordar que este paisaje al que yo me refería ya estaba muy modificado y casi destruido. Era una parte esencial de su historia personal y reivindicaba la necesidad de cuidarlo. Su reflexión completaba la mía y me pareció muy atinada.

El valor de los paisajes rurales

Estoy convencido que la mayoría de nosotros y nosotras sabe instintivamente cuál es el valor intrínseco de los paisajes rurales y todo lo que hay detrás de ellos. Esta valoración social se plasmó hace 19 años en el Convenio Europeo del Paisaje, que fue ratificado por España el 26 de noviembre de 2007 [1]. El Convenio destaca el importante papel que desempeñan los paisajes para el interés general, en los campos cultural, ecológico, medioambiental y social, y que constituyen como es el caso de los paisajes de la agricultura un recurso favorable para la actividad económica, la creación de empleo y el desarrollo rural. Este Convenio eleva el paisaje y en concreto el paisaje rural o agrario a objeto de protección.

En torno al paisaje como objeto de protección, deben articularse intereses y visiones diversas que deben ser complementarias. Desde visiones conservacionistas a turísticas, pasando por culturales. Pero siempre, siempre y siempre, poniendo en el centro la visión agraria y ganadera que es la que en mayor medida ha contribuido a modelarlos durante siglos.

Este factor agrario o ganadero de modelación del paisaje es obviamente el más vulnerable de todos los que se ponen encima de la mesa. Siendo que el paisaje se conservará, siempre que esté vivo, no queda otra que tratar de que los sistemas agroganaderos sean viables, sostenibles para que continúen gestionándolos adecuadamente. Lo contrario sería construir una suerte de “escenarios de cartón piedra” muy alejados de lo que defendemos.

Todo esto no es sencillo, pero sí es esencial para el propio sector turístico que cada vez más evoluciona hacia lo experiencial. El sector turístico debería estar preocupado por estos temas. Estoy convencido que el sector turístico tiene un enorme potencial dinamizador de la economía, pero una de sus asignaturas siempre pendientes, es cómo se articula con el resto de los sectores económicos. En la relación entre el sector turístico y el sector agrario o pesquero, los dos tienen mucho que ganar, pero cuando se diseña mal, el que sale inmediatamente perdiendo siempre es el sector agrario, ganadero o pesquero.

La traducción del Convenio Europeo del Paisaje al ordenamiento nacional es compleja, pero no imposible. Hay países como Francia, que promulgaron una Ley de Protección y Valorización de los Paisajes ya en el año 1993 y por lo que conozco de este país, intuyo que con una buena aplicación. En nuestro país también existen marcos normativos de ámbito estatal en la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, en la Ley 45/2007 de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, en la Ley del Suelo, 8/2007, de 28 de mayo, así como en el Real Decreto Legislativo 2/2008 por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Suelo.

Identificar los paisajes agrarios para protegerlos

En todo este esfuerzo de promoción y apoyo desde el nivel estatal, resulta imprescindible su identificación. ¿Qué paisajes agrarios tenemos en nuestro país? ¿Qué valor les otorgamos? Pues también hemos avanzado en esto. ¿Saben que existe un Atlas de los Paisajes Agrarios de España elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en el año 2013? [2] Pues sí. Pero, además, en la arquitectura de nuestro país, el papel de las Comunidades Autónomas es esencial puesto que poseen las competencias de ordenación del territorio, sin embargo, tan solo cinco tienen aprobados documentos normativos en esta materia [3].

Desarrollo turístico y protección del paisaje son compatibles

Este verano hemos visitado la Isla de Noirmoutier, en el Departamento de La Vendé, en Francia. El desarrollo turístico de esta isla que apunta al Atlántico era naturalmente muy alto, pero, sin embargo, lo más llamativo es que conservaba todos los elementos del paisaje que hacen de esta isla un espacio singular. Los conservaba porque todos estaban siendo utilizados. Desde los pólder y canales para el marisqueo, más de 60 pequeñas explotaciones de salinas, cuidadas y todas visitables en las que te vendían sal de primera calidad, y en las que siempre sus propietarios estaban dispuestos a explicarte el sistema de manejo. Explotaciones agrarias de hortalizas con sus puestos de venta directa en la misma explotación. Campings con puestos de venta de verdura y fruta regentados por el campesino productor en la misma puerta y embarcaciones pesqueras y mercados de productos locales por doquier.

Con esto quiero decir que la protección de los paisajes agrarios o rurales y su valorización no es suficiente. Es necesario comprenderlos y saber mirarlos. Responder a la pregunta de lo que descubrimos en ellos es muy importante, pero igual de importante es quién nos ayuda a interpretarlos, y como diría Jaime Izquierdo, no hay mejor relator del paisaje, que el propio paisanaje. Nos queda mucho camino que recorrer.


[1] Convenio del Paisaje. Ratificación. BOE Nº 31 de 5 de febrero de 2008

[2] Atlas de los paisajes agrarios de España. MAPA 2013.  Molinero F (coordinador) Molinero F, J. Tort, J.F Ojeda, E. Martínez, R. Silva y R. Mata

[3] Comunidad Autónoma Valenciana: Ley 4/2004, de 30 de junio, de Ordenación del Territorio y Protección del Paisaje. (DOGV 4788, de 2 de julio de 2004), Decreto 120/2006, de 11 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento de Paisaje de la Comunitat Valenciana (DOGV 5.325 de 16 de agosto de 2006) y Ley 5/2014, de 25 de julio, de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje, de la Comunitat Valenciana. Comunidad Autónoma de Cataluña: Ley 8/2005, de 8 de junio, de Protección, Gestión y Ordenación del Paisaje (DOGC 4407, de 16 de junio de 2005) y Decreto 343/2006, de 19 de septiembre, por el que se desarrolla la Ley 8/2005 y se regulan los estudios e informes de impacto e integración paisajística. (DOGC 4723, de 21 de septiembre de 2006). Comunidad Autónoma de Galicia: Ley 7/2008, de 7 de julio, de Protección del Paisaje de Galicia (DOG 139, de 18 de julio de 2008). El 16 de junio del 2014 se publicó el Decreto 90/2014, de 3 de junio, sobre protección, gestión y ordenación del paisaje en la ordenación del territorio de la Comunidad Autónoma del País Vasco (BOPV, Nº 112).  Ley 4/2014, de 22 de diciembre, del Paisaje. Boletín Oficial de Cantabria (BOC) extraordinario, 29 de diciembre de 2014, Nº 67

1 comment

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  2. Eduardo Moyano 3 agosto, 2019 at 19:21

    Excelente artículo Fernando. Enhorabuena. Un debate interesante el que planteas. Hay sin embargo paisajes rurales bien conservados que no precisan de la actividad agraria; es más, gracias a la ausencia de agricultura se conservan (pienso en areas reforestadas o las que ahora se denominan «rewilded»). Hay que profundizar en el debate. Un abrazo.

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