Tamaño del tronco comparado con una moneda de un euro. Los expoliadores han cortado parte de sus raíces. Foto: Jenaro Iritia.

El Bosque petrificado, un tesoro poco valorado

Son árboles fosilizados que se formaron mucho antes de la llegada de los dinosauros. Desde que se descubrieron han estado semiabandonados.
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Tienen más o menos 280 millones de años; puedes pisarlos y no saber qué son, porque no se quejan; es un tesoro poco valorado y relativamente escondido. Y se encuentra en la Sierra de Aragoncillo (Guadalajara).

Se trata de varios tocones de piedra que forman uno de los bosques petrificados más importantes e interesantes del mundo, si no el que más. Desde que en 1998, la excelente periodista, fallecida en 2017, Malén Aznárez, publicara un artículo en septiembre de 1998 en el El País, este bosque había pasado inadvertido para toda la gente, excepto para el geólogo Alfonso Sopeña, padre del hallazgo.

Los días siguientes de publicarse el artículo, cientos de coches llenos de curiosos invadieron las calles del municipio de Aragoncillo, preguntando a los vecinos por el lugar. Obviamente, en aquellos tiempos, no tenían ni idea del lugar donde se encontraban los magníficos troncos. Todavía hoy muchos lo desconocen.

¿Cómo se formó este bosque único?

Resumiendo la explicación del experto: para que en la actualidad podamos ver y tocar los troncos, durante el comienzo del pérmico (de 280 a 290 millones de años) se produjeron en Guadalajara y en otros lugares de la Península, unas gigantescas erupciones volcánicas con gran cantidad de piroclastos, nubes ardientes, coladas y cenizas. Todo este magma formó un manto volcánico que cubrió muy rápido troncos, ramas y hojas de cubierta vegetal. Y como el magma volcánico es muy ácido permitió que el silicio caliente subiera por los vasos donde asciende la savia, como si fuera la propia savia, logrando una fosilización casi perfecta.

Más tarde, la zona pasó a ser un lago y quedó sumergida con 2.000 o 3.000 metros de sedimentos por encima. Los movimientos tectónicos que levantaron más tarde Los Pirineos y el Sistema Central hicieron el resto al elevar estas tierras, y la erosión consiguió poco a poco que los troncos salieran a la superficie. De hecho, alguno de los troncos más vistosos a ojos de los inexpertos se encuentran en el cauce de un pequeño arroyo que en época de fuertes lluvias, arrastra bastantes sedimentos y erosiona el terreno.

Y si no estás versado en el tema o alguien no te ha llevado al lugar concreto donde se ubican los tocones y caminas por el cauce del arroyo, ni por asomo te darás cuenta de que estás pisando una auténtica joya en forma de piedra, de mucho antes de la aparición de los dinosaurios.

Los márgenes del arroyo están cubierto de gayubas, pinos resineros y jaras, conformando un paisaje bastante cerrado de umbría por el lado derecho del cauce, sobre todo.

Estado de conservación

Cuando regentaba la casa rural en Aragoncillo, fueron muchas las excursiones que realice todos los años con turistas interesados por el Bosque. Hacía tres o cuatro años que no visitaba el lugar y este verano se lo enseñé a unos amigos, que se quedaron maravillados por estos troncos. En concreto por uno, que a mi parecer estaba más deteriorado que antes, porque algún desaprensivo había cortado varios trozos de vistosas raíces. No obstante, desde la oficina del Geoparque de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo me aseguran que los troncos no están peor conservados que años atrás.

Han pasado 22 años desde este hallazgo y quienes lo tenían que promocionar por su relevancia y reclamo turístico nunca lo hicieron. Me pregunto si este bosque petrificado se hubiera descubierto en Francia o Italia, por ejemplo, no sería ya conocido en todo el mundo y objeto de miles de visitas que hubieran potenciado de manera importante el turismo y el desarrollo de la zona. Por supuesto, enseñado por guías preparados y vigilado como el tesoro que es por su enorme valor científico.

Quienes lo tenían que proteger, según la legislación autonómica, estatal y europea, tampoco lo han hecho, por lo que, de momento, se encuentra en una especie de desamparo frente a expoliadores.

Desde el Geoparque aseguran que hay un proyecto bastante avanzado sobre este bosque fósil que entró a formar parte de éste en el año 2015. Como es conocido, un Geoparque es considerado como un patrimonio geológico excepcional, bajo los auspicios de la UNESCO.

El bosque petrificado también está incluido en el inventario de Lugares de Interés Geológico que se incluye dentro del también Inventario español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

¿Cómo llegar al bosque petrificado?

No sabría decir si para bien o para mal, pero no existe ningún tipo de señalización que te conduzca a los troncos. Y no sé si habré hecho bien, pero según escribía estas líneas se me ha quitado la idea de hacer un pequeño croquis con su itinerario para conducir al viajero hasta estos fósiles. Supongo que será mejor que, de momento, no se conozca su ubicación para así evitar la llegada masiva de curiosos que seguro degradarán todavía más la zona. Recuerdo haber limpiado de los pies del tronco más grande colillas de cigarros y algún bote de cerveza.

Permanezco a la espera de que desde el Geoparque o a quien corresponda consigan poner los troncos de la Sierra de Aragoncillo en el mapa mundial a su medida como un bien cultural, científico y turístico. Pero como dicen los chavales ahora: ya estáis tardando.

Foto descatada: Tamaño del tronco comparado con una moneda de un euro. Los expoliadores han cortado parte de sus raíces. Foto: Jenaro Iritia.

1 comments

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  2. Alfonso 25 octubre, 2020 at 14:54

    Gracias a Jenaro Iritia, por el bonito artículo dedicado a esa maravillosa comarca. Ciertamente, es esencial, primero la protección y luego la divulgación. Dos artículos por si pueden interesar y no se conocen:
    PATRIMONIO NATURAL Y GEOPARQUES. UNA OPORTUNIDAD PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE.
    https://www.elasterisco.es/geoparques/#.X5WB5ohKg2w
    Un bosque fósil de hace 280 millones de años
    https://digital.csic.es/bitstream/10261/154837/1/Quercus_377_julio_2017_bosque_fosil_r.pdf

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