Lecturas de verano (8): Los hornilleros
LOS HORNILLEROS
Juan Luis González Ripoll
Edit. El Olivo, Úbeda, 2004
(1ª ed. 1976)
La literatura está amasada de memoria, a la que añadimos algo de ficción para hacer más creíble lo que se cuenta o para rellenar los huecos que el olvido implacable deja en nuestros recuerdos. Esto es lo que hace el autor de esta novela entrañable “Los hornilleros” en la que da voz a Juan, el más joven vástago de la familia Montiel.
A través de sus recuerdos, Juan narra la historia de sus antepasados, emigrantes pobres, muy pobres, que colonizan a principios del siglo XIX las tierras baldías de la sierra de Segura, procediendo de diversos lugares de la región oriental de Andalucía, Murcia y Albacete. “La mayoría eran tan pobreticos, que no tenían nada que llevar, salvo las ilusiones, y hacían el viaje montados en sus albarcas…”
Eran los “hornilleros”, llamados así por llevar a sus espaldas los hornillos con los que preparaban la comida en su largo peregrinar hasta tierras promisorias.
El abuelo Juan Montiel, el Largo, como le decían, era uno de esos hornilleros. Había trabajado de joven en las atarazanas de La Garrucha almeriense, donde construían barcos, y emprendió el viaje con la esperanza puesta en colonizar los montes vírgenes de la sierra de Segura, llevando consigo a su familia y un pequeño rebaño de quince ovejas segureñas. Allí, amojonó unas tierras (90 cuerdas de vega y unas 800 más de monte) que fueron llamadas “La Montiela”, y a esos lugares acudieron otros colonos hasta formar una aldea de unos 70 vecinos, todos tan pobres, pero tan llenos de ilusiones como ellos.
Desbrozaron las inhóspitas tierras y las cultivaron con esfuerzo y espíritu de superación hasta convertirlas en suelos adecuados para la agricultura y la ganadería, transformándolas en el medio de subsistencia que buscaban al decidir ir hacia allá.
Pronto entrarían, sin embargo, en litigio con el Estado por la propiedad de las tierras en pleno proceso desamortizador. Muchos de esos primeros colonos, carentes de papeles y documentos, perdieron sus parcelas en favor de compradores venidos de fuera, convirtiéndose en aparceros de los nuevos propietarios.
Así arranca la novela de González Ripollar, en la que va desgranando la vida del niño Juan, criado en La Montiela, y formado en el arte de la sobrevivencia gracias a las enseñanzas de su abuelo y su tío Luciano, quienes además le enseñaron las primeras letras.
Juan, ya joven, sirvió en la guerra de África, justo en los años del desastre de Annual. Más tarde, ya en la reserva, fue llamado a filas en los últimos meses de la II República (“quinta del saco”), viéndose obligado a obtener un aval para no ser represaliado tras la victoria del ejército de Franco.
Además de un recorrido por más de un siglo de historia, el libro “Los hornilleros” es, en definitiva, una novela llena de ternura hacia unos personajes entrañables que luchan por sobrevivir en territorios hostiles gracias a su esfuerzo y perseverancia. Es además, una novela escrita con un estilo ágil y cercano, y con un vocabulario rico en palabras que podrían formar parte de una enciclopedia rural, muchas de ellas desaparecidas por su falta de uso.
‘Lecturas de verano‘ es una sección elaborada por Eduardo Moyano.