El agua regenerada: una alternativa para el regadío
22 de marzo. Día Mundial del Agua en este año de 2021. El cambio climático es un hecho. No es futurible. Es presente. Estamos inmersos en este proceso y solo nos queda tratar de mitigar en todo lo que podamos los efectos de nuestras actividades humanas, y al mismo tiempo, adaptarnos de manera que seamos más resilientes a sus consecuencias. Es evidente que el régimen de precipitaciones determinado por el clima en este caso mediterráneo, ha cambiado, y, por lo tanto, la disponibilidad de agua en el futuro inmediato no será la misma que la prevista hace tan solo 10 años.
Este artículo va de agua, va de cambio climático y de gestión sostenible. Pero también va de competencia por el derecho y el uso del agua, va del derecho a usar el agua por parte de la agricultura y su futuro, va de desequilibrio ambiental y de desequilibrio económico. Va también de alternativas y de planificación hidrológica.
En Illes Balears llevamos un año y medio impulsando el tercer ciclo de Planificación Hidrológica de la Demarcación Hidrográfica del archipiélago[1]. La planificación hidrológica es un proceso continuo y que se lleva a cabo a través del seguimiento, revisión y actualización del Plan Hidrológico vigente. Este ciclo sexenal está regulado por normas nacionales y comunitarias. Los planes hidrológicos de segundo ciclo deberán ser revisados antes del final del año 2021, dando lugar a unos nuevos planes hidrológicos de tercer ciclo (2021-2027) que incorporarán los ajustes que resulten necesarios para su aplicación hasta que sean nuevamente actualizados. Entender este proceso de manera cíclica es muy importante por lo que implica de ajuste a la realidad del cambio climático en la que estamos inmersos.
Como en todas las Comunidades Autónomas, las complejidades y tensiones de la planificación hidrológica son muchas. Las Islas Baleares son un territorio marcado por muchos elementos de vulnerabilidad. Es un archipiélago. Está situado en medio del Mar Mediterráneo. No tiene cursos de agua superficiales permanentes. Pero, además, la propia historia y evolución económica y social de estas islas, han marcado el futuro sobre el agua. Una enorme presión antrópica sobre el agua como recurso. Una enorme competencia por su uso, y por supuesto, un evidente proceso de degradación de la calidad del agua natural disponible.
En medio de toda esta situación, el sector agrario y ganadero trata de levantar la cabeza y hacerse valer. Como dice el recientemente publicado libro por FENACORE “Las externalidades positivas del regadío”, estas existen, y tenemos que tratar de mostrarlas porque el sector agrario es parte de la solución y no solo del problema.
En Islas Baleares la situación del acceso al agua para las explotaciones agrarias y del regadío es dramática. Mientras que la media de la superficie de cultivo en regadío en toda la cuenca mediterránea es del 35%, en Baleares, la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivo del MAPA de 2020 nos asigna un 13,1%. No obstante, los propios anexos de la PHIB la reducen a un 5,5% de la SAU, Al margen de porcentajes, solo podemos corroborar la existencia de 6.977 Has de regadío en todas las Islas. Esta realidad condiciona mucho la rentabilidad de las explotaciones.
El origen del agua para el regadío en Islas Baleares solo es posible a través de dos vías. La primera, a través de fuentes convencionales, y en concreto, de extracciones de aguas subterráneas. Según los datos que manejamos, las concesiones de extracción a través de pozo son del orden de 187,5 Hm3/año. De los casi 40.000 registros de extracción, 14.474 se corresponden para uso agrícola y ganadero. Por volumen anual, el sector primario aprovecha el 25% de las extracciones, es decir, 46,87 Hm3. Sin embargo, la realidad es que estos datos no son del todo reales, y detrás de todos estos pozos y todos estos Hm3, hay mucha vivienda diseminada y mucho construido en suelo rustico, que no sabemos muy bien por qué, alguien en un tiempo, decidió catalogar como agrícola.
Este baile de datos es dramático por lo que supone para el sector. La reflexión que estamos trasladando desde agricultura es, si no deberíamos marcar ese umbral mínimo del 25% del total del aprovechamiento sostenible de agua subterránea del cual no deberíamos bajar para ser destinarlo al sector primario.
No me he vuelto loco, no. Estoy diciendo que, en un contexto de presión y competencia por el uso del agua como el nuestro, y respetando el objetivo de la sostenibilidad de las masas del agua, quizás haya que plantearse una reserva de uso para el sector agrario y ganadero. ¿Qué es más adecuado o sostenible, otorgar una concesión de 10.000 m3 de agua para una plantación de almendro o algarrobo, o darla para una nueva urbanización?
La segunda de las fuentes es no convencional, y se trata del agua regenerada. Las aguas regeneradas son aguas residuales depuradas que, en su caso, han sido sometidas a un proceso de tratamiento adicional o complementario que permite adecuar su calidad al uso al que se destinan. El PHIB 2019 establece que la reutilización de aguas regeneradas en la Demarcación hidrográfica de las Illes Balears se regirá por lo establecido en el Real Decreto 1620/2007, de 7 de diciembre, por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas depuradas, o en la normativa que la sustituya.
Esta es la línea estratégica de trabajo que estamos impulsando para el futuro del regadío y no de ahora sino desde hace décadas. La oportunidad que representan el uso de aguas regeneradas en otras cosas para la agricultura y la ganadería está casi por desarrollar en el conjunto de España y en Islas Baleares ya tenemos experiencia. Sin embargo, seamos conscientes que, de alguna manera, estamos construyendo toda una red en alta para la gestión y regulación del agua regenerada con destino la agricultura, y otros usos compatibles. Esto no es algo que se haga de la noche a la mañana. Encierra muchas dificultades, y desde luego, requiere inversión pública.
El sector agrario lleva años en ello y ha hecho esfuerzos considerables en ahorro de agua, y en sustituir sus fuentes tradicionales por las aguas regeneradas. Los datos preliminares del nuevo Plan Hidrológico de las Illes Balears muestran como desde el año 2000 al 2019, la extracción de aguas subterránea a través de pozos se ha reducido de 130 Hm3 a 46,87 hm3. Es decir, un 70%. Mientras tanto, ha aumentado considerablemente el uso de aguas regeneradas a medida que se ha ido poniendo al alcance de la mano de la pagesía las infraestructuras de regulación.
En este momento, somos conscientes que el potencial de aguas regeneradas es todavía muy alto. De acuerdo a los datos disponibles y considerando recursos disponibles los efluentes que cuentan con un tratamiento terciario, consideramos disponibles 68,23 hm3, lo que supone el 70% del total depurado. Actualmente solo estamos aprovechando para regadío en torno a los 18,5 Hm3. Los recursos con un tratamiento terciario no son disponibles de forma inmediata, sino que requieren de un tratamiento adicional, en función del uso al cuál estén destinados y las características fisicoquímicas y biológicas del agua, y requieren las infraestructuras necesarias para poder aplicar el agua a las zonas agrarias. En esto estamos y a esto destinamos los recursos para regadíos disponibles desde la Consellería.
Los beneficios sociales y ambientales del uso de aguas regeneradas están muy documentados. Entre los beneficios sociales: Posibilita la reserva el agua de mayor calidad para usos más exigentes como la producción de agua potable. Garantiza un suministro que no está sometido a los vaivenes climáticos. Rentabiliza el coste que supone depurar el agua y permite incorporar muy fácilmente energías renovables para una mayor eficiencia. Entre los beneficios medioambientales: Reduce la aportación de contaminantes en los cursos de agua, reduciendo la presión sobre recursos y ecosistemas. La eliminación de vertidos a través de emisarios submarinos reduciendo la presión negativa que ejerce sobre ecosistemas marinos y permite la recarga de acuíferos lo que contribuye a evitar la intrusión marina
Desde el punto de vista agronómico, se constata que los suelos regados con aguas regeneradas tienen contenidos en materia orgánica más elevados. Los sólidos en suspensión constituyen un material particulado, mayoritariamente orgánico, que constituye una fuente de materia orgánica a considerar. Por otra parte, este incremento de materia orgánica en el suelo comporta un aumento del contenido de nitrógeno orgánico asociado al humus del suelo y de la capacidad de intercambio catiónico, lo que supone una disminución en los niveles de fertilización adicionales.
La realidad es que las Islas Baleares fueron pioneras en la puesta en marcha de regadíos a partir del aprovechamiento de las aguas regeneradas. Así, mediante Decreto 1234/1974, de 4 de abril, se declaró de interés nacional. las superficies regables con aguas residuales depuradas y subterráneas en la comarca de -Inca-Palma- (Mallorca) Esta Declaración otorgaba la concesión a la Comunidad de Regantes del Pla de San Jordi, constituyendo una de las primeras Comunidades de Regantes de España con aprovechamiento exclusivo de aguas regeneradas.
Vinieron otros esfuerzos y así, la Ley del Estado de 30/1998, de 29 de julio, del Régimen Especial de las Illes Balears, contempla como materia prioritaria de actuación en los artículos 19 y 20, las inversiones hídricas que se aplicarán entre otros, al sector de la agricultura. Consecuencia de esta ley se firmó el Protocolo de Intenciones para la realización de obras de regadío y optimización de recursos hídricos que abarcaba el Periodo 1999 – 2012.
Con este marco, tanto el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente como la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Gobierno balear, desarrollaron y ejecutaron en el marco del Plan Nacional de Regadíos Horizonte 2008 una serie de infraestructuras hídricas destinadas a la agricultura a partir del aprovechamiento de aguas regeneradas. En el marco de este Plan se ejecutaron 16 infraestructuras con las que se transformaron nuevas zonas en regadío o se sustituyeron el uso de agua de pozos, por las aguas regeneradas. Dicho Protocolo estuvo vigente hasta el año 2012 y para todo el periodo se ejecutó una inversión por parte de la Administración General del Estado de 54.091.089 €. La Comunidad Autónoma, por su parte, comprometió 18.030.363€.
Por otra parte, el Plan Nacional de Regadíos Horizonte 2008 llevó consigo Acuerdo-Marco de colaboración entre ambas Administraciones fue aprobado el 23 de diciembre de 2.002. En este Acuerdo-Marco se recogen las actuaciones que se contemplan en el PNR para esta Comunidad Autónoma siendo de significar la superficie a transformar con aguas depuradas como regadíos sociales que ascienden en principio a 2.250 hectáreas.
Recientemente, ya en esta legislatura, la Consellería ha puesto en marcha la construcción de un nuevo sistema en torno a la Reutilización de Aguas Residuales del municipio de Porreres (Mallorca) actualmente en ejecución.
Con todo ello, la apuesta a futuro es modernizar y consolidar el regadío existente a partir de la optimización de las aguas regeneradas continuando el proceso de sustitución de fuentes convencionales por no convencionales allí donde ambiental o económicamente sea conveniente. Por ello, hemos presentado a los Fondos de Reconstrucción y Resiliencia de la UE, un Plan de Modernización y Consolidación de Regadíos con Aguas Regeneradas con actuaciones previstas para las islas de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera. Cada uno de estos Planes de Isla incluyen a su vez varias actuaciones en 9 municipios. Las claves de todo el plan están en ampliar capacidad de regulación de agua regenerada en municipios en los cuales es posible hacerlo, pero, además, interconectar los sistemas en cada isla para ganar eficiencia y seguridad. El Plan ha recibido el visto bueno inicial del Ministerio y el propio ministro anunció el compromiso en su reciente visita a Baleares. Se trata de un nuevo impulso del compromiso por esta alternativa sostenible y viable que seguro podría ser referente a nivel estatal.
[1] La determinación de la compañera Joana Garau, Directora General de Recursos Hídricos, y de todo el equipo de la Dirección General por sacar adelante este proceso en medio de la pandemia y con toda la complejidad que ya conocéis los que sabéis de estos temas, ha sido y está siendo admirable. Mi reconocimiento.