
Eduardo Sevilla Guzmán, in memoriam
A mediados de los años 1970, Eduardo Sevilla Guzmán llega a la Universidad de Córdoba para iniciar su vida académica, haciéndose cargo de la cátedra de Derecho Agrario y Sociología en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos.
Venía de la universidad inglesa de Reading, donde había hecho el doctorado en sociología rural con una tesis titulada “La evolución del campesinado en España: elementos para una sociología política del campesinado” bajo la dirección de Gwyn E. Jones (publicada en 1979 como libro en la editorial Península). Ese trabajo significaba un cambio importante en el modo de abordar el análisis del campesinado, introduciendo en nuestro país el marco analítico conocido entonces como Peasant Studies (Estudios Campesinos).
Allí, en Reading, Eduardo Sevilla entró en contacto con el sociólogo español Salvador Giner, con quien iniciaría una estrecha colaboración. Además, conoció a algunos hispanistas británicos, como Paul Preston, que más tarde adquiriría notoriedad en el ámbito de la historia social y política y con quien publicaría algunos trabajos en revistas como Cuadernos de Ruedo Ibérico.
Una vez en la Universidad de Córdoba, a Eduardo Sevilla se le unirían quienes escriben este texto: Manuel Pérez Yruela y Eduardo Moyano. Los tres (ingenieros agrónomos y sociólogos) formarían en esa Universidad durante el periodo 1975-1990 un grupo de referencia en el área de la sociología rural y agraria, creando el ISEC (Instituto de Sociología y Estudios Campesinos). Además, los tres promovieron la Asociación Andaluza de Sociología y contribuyeron muy activamente a crear la Federación Española de Sociología. Asimismo, organizaron en Córdoba el X Congreso Europeo de Sociología Rural (abril 1979), que dio relevancia internacional a una disciplina aún poco desarrollada en nuestro país.
Por aquellos años, Eduardo Sevilla, interesado por la evolución histórica de los estudios agrarios y rurales, publicaría, además, junto a H. Newby, el libro “Introducción a la sociología rural” (Alianza, 1983). En ese libro escribe la parte correspondiente a España, mencionando desde autores ilustrados de los s. XVIII y XIX, como Jovellanos, Madoz o Flórez Estrada, a autores regeneracionistas, como Joaquín Costa, y republicanos, como Juan Díaz del Moral y Pascual Carrión. Finalmente, mencionaría a los que ya eran referentes en los años de la transición democrática española, como Julio Caro Baroja, Mario Gaviria, Alfonso Ortí, José Manuel Naredo o Juan Martínez Alier.
El enfoque de los Peasant Studies
El marco analítico de los Peasant Studies (Estudios Campesinos) era entonces un enfoque pluridisciplinar formado por sociólogos, historiadores, agrónomos, antropólogos… cuyas figuras más relevantes por aquellos años de la década de 1970 eran, entre otros, T. Shanin, E. Wolf, B. Galeski, A. Palerm…
Este enfoque se proponía superar el marco analítico del continuum rural-urbano, dominante desde los años 1930 en la sociología rural occidental y propuesto por sociólogos influyentes como C.C. Zimmerman y P.A. Sorokin (1929) y R. Redfield (1947). También se proponía superar el estrecho marco de los estudios rurales empíricos, encarnados entonces en el clásico trabajo de W.I. Thomas y F. Znanniecki (1920) sobre la emigración polaca de origen rural en EE.UU.
Con esta finalidad, los promotores de los Peasant Studies, entre ellos Eduardo Sevilla, recuperaron y actualizaron las viejas ideas del economista agrario ruso A.V. Chayanov (1888-1937), quien, en plena revolución soviética, defendía, contracorriente, la funcionalidad del pequeño campesinado como un modo singular de producción, consumo y organización en torno a la unidad familiar. Chayanov apostaba, además, por el cooperativismo libre y autónomo como apoyo para hacer viables los modelos campesinos. En consonancia con sus ideas, se opuso con firmeza a la política bolchevique de colectivización de las granjas campesinas en grandes explotaciones (koljoses y sovjoses), siendo por ello víctima de las purgas stalinistas de mediados de los años treinta. No obstante, el libro de A.V. Chayanov “La organización de la unidad económica campesina” (1925) perdurará en el tiempo, siendo la base del citado enfoque de los Peasant Studies, así como de posteriores ramificaciones.
Eduardo Sevilla, gran admirador de Chayanov y autor del prólogo del libro de B. Galeski “Sociología del campesinado” (Península, 1977), tuvo como eje de sus primeras inquietudes y preocupaciones intelectuales el análisis del campesinado. En los artículos “Para una definición sociológica del campesinado” (publicado con Pérez Yruela en 1976 en el primer número de la añorada revista Agricultura y Sociedad) y “Sobre los procesos de cambio en la economía campesina” (publicado en 1979 con Eduardo Moyano en el número 9 de esa misma revista) están las claves conceptuales del enfoque de los Peasant Studies.
En esos textos pueden encontrarse también las bases de lo que empezaba ya a destacar en el ámbito académico internacional como “sociología de la agricultura”, una disciplina diferenciada de la sociología rural tradicional y de mayor amplitud epistemológica que los Peasant Studies. Esa disciplina sería desarrollada más tarde por autores como W. Friedland, M. Belo-Moreira, B. Hervieu, T. Marsden, A. Bonanno, H. Friedman, M.Ch. Renard y E. Moyano, entre otros.
Hacia la Agroecología
El intenso proceso de modernización de la agricultura europea de los años 1960 y 1970 impulsado por la PAC, significó, entre otras cosas, la desaparición de muchos pequeños campesinos, bien a través de la emigración al sector industrial y las áreas urbanas, bien por la transformación de sus pequeñas y medianas explotaciones en unidades productivas cada vez más tecnificadas y menos familiares. Eso hizo que el enfoque de los Peasant Studies fuera perdiendo parte de su objeto de estudio en los países europeos al verse reducida la franja de ese pequeño campesinado de base familiar, entendido, en términos chayanovianos, como un modo específico de producción y como una clase social con identidad propia.
Ante la reducción empírica del objeto de estudio, y ampliando el enfoque de los Peasant Studies, Eduardo Sevilla reorienta su interés investigador en un doble sentido. Por un lado, se ocupa de la situación de los asalariados agrícolas (definiéndolos como “campesinos sin tierra”), lo que le lleva a colaborar estrechamente, desde entonces, con el sindicalismo jornalero, en especial con el SOC (Sindicato de Obreros del Campo) en Andalucía. Asimismo, y dada la persistente presencia del campesinado en otras partes del mundo, colabora con diversos movimientos sociales como el MST (Movimento dos Trabalhadores Rurais sem Terra) de Brasil, interesándose por las experiencias cooperativas desarrolladas en el marco de procesos de reforma agraria o similares y recuperando, de nuevo, las ideas de Chayanov sobre la importancia del cooperativismo campesino.
Por otro lado, Eduardo Sevilla se ocupa de analizar los costes sociales y ambientales de los modelos productivistas, en línea con otros investigadores preocupados por estos mismos temas desde las ciencias agronómicas, la ecología y la economía agraria y de los recursos naturales. En concreto, se interesa por los efectos negativos sobre los ecosistemas de los modelos inspirados en la “revolución verde” y basados en el uso masivo del complejo agro-químico (semillas mejoradas, fitosanitarios, fertilizantes, maquinaria de alta gama…). Ello le lleva a interesarse por la búsqueda de modelos alternativos, encontrando una base de apoyo en los principios de la agroecología y abriendo una estrecha colaboración con movimientos como “Vía Campesina”. Eso le conduce, además, a prestar atención a las diversas experiencias que se venían dando en el campo de la agricultura ecológica, recopilando un relevante material empírico en este ámbito.
A ese respecto cabe decir, pues, que Eduardo Sevilla ha sido uno de los pocos, y principales, sociólogos especializados en los estudios sobre agroecología, publicando numerosos trabajos, algunos en colaboración con sociólogos como G. Woodgate o historiadores como M. González de Molina.
Su labor como director del ISEC (Instituto de Sociología y Estudios Campesinos) en la Universidad de Córdoba y su intensa participación en los cursos de la Universidad Internacional de Andalucía le permitieron desarrollar, además, una amplia red de relaciones con universidades latinoamericanas y centros de extensión rural de ese continente. Gracias a la dirección de másteres y tesis doctorales en el campo de la ecología política y las ciencias agroecológicas, ha formado a jóvenes investigadores, ampliando las fronteras de la sociología rural y agraria mediante enfoques multidisciplinares. Su encomiable labor de formación e investigación hizo que la universidad brasileña de Pernambuco lo nombrará doctor honoris causa en 2022.
En definitiva, sus aportaciones a los estudios campesinos, con su doble ramificación posterior en el análisis del campesinado sin tierra (jornaleros) y de las experiencias basadas en los principios de la agroecología (entre ellas la agricultura ecológica, aunque no sólo), hacen de Eduardo Sevilla un digno merecedor de este reconocimiento en la hora de su muerte. Descanse en paz.