De escuderos a bolsos de mano
En numerosas ocasiones, los jabalíes viejos con experiencia se hermanan con uno más joven y lo utilizan a su antojo. Aunque no está comprobado científicamente, existen miles de testimonios que confirman como el jabalí joven, llamado en el argot de la caza “escudero”, da la vida por su jefe.
La tarea del novato consiste en llegar antes que el jerarca al charco de agua donde se baña o al comedero habitual. De esta manera, si hay algún cazador esperando al viejo, el joven le avisa del peligro y sale huyendo, siempre y cuando haya venteado el olor de la persona.
Incluso cuando el jovenzuelo no le avisa, el patriarca da varias vueltas para intentar captar los efluvios de quien le espera. Así se asegura que puede bañarse o comer más tranquilo.
No es una casualidad que al joven jabalí los cazadores le llamen escudero.
En la Edad Media, los escuderos eran sirvientes que tenían que trabajar para su amo durante muchos años. Algunos incluso toda la vida. En tiempos de guerra su función era la de llevar el escudo, y en tiempos de paz le servía para cualquier cosa que requiriese el amo. No obstante, su tarea estaba bastante reconocida, pues en su mayoría eran hijos de nobles. No así como los vasallos que trabajaban el campo.
El término escudero, cada vez menos usado, podría pasar a ser ahora lo que se llama “bolso de mano”. Es decir, aquel o aquella persona que como el joven jabalí es capaz de dar la vida por su jefa(e) y que se encarga de hacerle la vida más fácil en su relación con los demás.
En España los bolsos de mano cubren toda la geografía, en especial entre la clase política. En la actualidad, nadie ejerce mejor esta función que Miguel Ángel Rodríguez con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Y arremete con la fiereza de un jabalí cuando alguien pretende incomodar a su jefa. Se acuerden cómo embistió a la periodista Andrea Ropero.
Rodríguez prepara discursos, revisa declaraciones y eslóganes para que Díaz Ayuso salga victoriosa en las contiendas contra otros políticos, ante la prensa y ante el público. Nada se le escapa al tahúr de la Puerta del Sol. Un bolso de mano a medida que la marroquinería más fina sería incapaz de igualar.
Resulta Curioso que en su día Ayuso estuviera también entrenada en estos menesteres, cuando era el bolso de mano ideal de Esperanza Aguirre, aunque con menos funciones que Rodríguez. Aquí alcanzó popularidad “Pecas” el espabilado perro de raza Jack Russell Terrier de Aguirre que Ayuso lo hizo popular en alguna red social.
Cercana a esta función de bolso de mano era la del “valido”. Aquel personaje creado por los Austrias en el siglo XVII, como persona de confianza del monarca de turno, capaz de hacer y deshacer en el Gobierno y de maquinar toda una serie de tretas. En España uno de los más conocidos fue el Conde-Duque de Olivares.
Escoltas a la defensiva
Y es que algunos políticos de la Comunidad de Madrid se empeñan en parecerse cada vez a los animales. Al poco tiempo de salir la noticia de la comisión del hermano de Ayuso por la venta de mascarillas a la Comunidad de Madrid, la presidenta montó una pesada rueda de prensa flanqueada por dos de sus consejeros, el de Hacienda y el de Sanidad, este último de apellido Escudero, que la defendieron a capa y espada.
¿Acaso se diferencia en algo este comportamiento al de los búfalos cuando son sorprendidos por los leones? La reacción inminente de los ungulados es la de realizar un círculo frente a los felinos colocando a los más vulnerables dentro y encarando con su potente testuz a la manada de leones que no le queda otra que desistir en el intento de cazar a los búfalos. Una estrategia defensiva que les suele ir bastante bien en la mayoría de los casos.
En el Partido Popular están empeñados en que su fauna política se parece cada día más a la campestre. Cuando las urracas se sienten amenazadas o simplemente ven a algún depredador cerca, todas emiten los mismos graznidos de aviso a sus congéneres. Cuando los actuales dirigentes son preguntados por los casos de corrupción de su partido o las célebres escuchas telefónicas del comisario, cantan la misma canción sin salirse del tono. En este caso: “son cosas que ya pasaron y hay que mirar al futuro” ¡Qué coherencia!
Pero no todo sucede en el mismo ecosistema. Si por algún casual es usted excursionista de montaña, habrá observado no pocas veces como dos cuervos incordian sin ningún temor a un águila hasta que la expulsan de la zona o al menos la incomodan. Una actitud muy parecida de la ministra Ione Belarra contra su compañera de gabinete Margarita Robles. El acoso persistente de Belarra es machacón y aprovecha cualquier planeo del águila para liarse a picotazos, acompañada en ocasiones por algún compañero.
Fauna ibérica
Como somos el país más rico de Europa en biodiversidad, pocos son los políticos que no imitan a los animales. Les aseguro que si uno pisa un reptil venenoso como la víbora, nunca sabes por dónde va a salir. De hecho, en ocasiones te muerde y en otras no.
El Presidente del Gobierno sabe cómo se las gastan en el Congreso de los Diputados los de Esquerra Republicana de Cataluña, encabezados por Rufián. En la mayoría de las ocasiones, si se sienten atacados emiten pequeños bufidos manteniendo una convivencia tolerable, pero en otras muerden y dejan a su rival tocado.
Y parece que disfrutan manteniendo en vilo al oponente.
En las zonas rurales más tranquilas podemos observar a nuestras anchas todo tipo de fauna. Y en los cascos urbanos destaca ese gran mastín que cuida de su rebaño y, a la vez, consigue tener siempre su bolso de mano para que le cuide y tenga limpia su casa. En general, suele ser una mujer, ayudada por otras la que garantiza que la iglesia esté relimpia como una patena, nunca mejor dicho.
Aunque poco a poco se va perdiendo esta costumbre, a pesar de ser de las más arraigadas, y el mastín envejece y pierde peso, este patriarca es merecedor de todos los respetos y no duda en pedir a sus fieles seguidores que arreglen algún desperfecto del templo ocasionado por el paso del tiempo.
Sin lugar a dudas, existen cientos de comportamientos parecidos entre las personas y los animales en los que podemos estar más o menos de acuerdo, pero el que más nos iguala es el instinto maternal, el cual hemos tratado en este periódico.