Sí. El mundo rural tiene motivos para temer el acuerdo UE-Mercosur

La Unión Europea y los países del Mercosur han alcanzado un acuerdo que lleva cocinándose veinte años. Las primeras previsiones apuntan a que el mundo rural español no se verá precisamente beneficiado.
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Vacas de la raza tudanca en Cantabria.

Numerosas voces del mundo rural europeo están criticando los términos del acuerdo entre la UE y los países que conforman Mercosur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Y tienen motivos.

El objetivo global del acuerdo parece difícilmente cuestionable: acercar comercialmente a ambos bloques, abrir nuevas posibilidades de negocio que redunden en una mejor calidad de vida de los ciudadanos, sin olvidar los compromisos en la lucha contra el cambio climático. Poco que reprochar.

Sin embargo, algunos detalles del acuerdo no parecen muy positivos para el bloque europeo, en especial para el mundo rural, que ya está alzando su voz para pedir cambios en el texto antes de que sea ratificado.

Efectos del acuerdo UE-Mercosur en el mundo rural

El carácter meramente comercial del acuerdo hace que ciertas actividades económicas que se desarrollan en el mundo rural vayan a ser, en principio, las más afectadas. Como explica un informe de Sergio Martín-Carrillo, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), el acuerdo perpetúa la “división clásica” del trabajo entre el centro (Europa, países ricos) y la periferia (Mercosur, países más pobres).

Analizando los datos de importaciones y exportaciones entre ambos bloques, correspondientes a 2016, los países del Mercosur exportan básicamente materias primas, sin contar combustibles (27,1% del total) y alimentos y animales (37,9%). Mientras tanto, los países europeos envían a América Latina productos manufacturados, especialmente maquinaria relacionada con el transporte (44,9% del total).

Son datos que nos demuestran que lo de intercambiar coches por alimentos no es un tópico. Es real. Una realidad que preocupa gravemente a agricultores y ganaderos europeos, pues una vez más parecen haber sido ninguneados en las negociaciones, suponiendo para Europa una “víctima asumible” en un contexto de beneficio global.

Qué sectores de la economía rural se verán más afectados

En la práctica, el acuerdo UE-Mercosur supondrá la práctica liberalización total, aunque progresiva, del comercio entre estos bloques. El acuerdo permitirá a las empresas europeas vender sus productos industriales en un mercado hasta ahora muy protegido, cuyos aranceles al automóvil, calzado y textil eran del 35%, los de maquinaria entre 14%-20%, los de productos químicos del 18% y los de farmacéuticos del 14%-18%.

En el sector agrícola, Mercosur también eliminará sus aranceles a la entrada desde Europa de productos como el chocolate (arancel actual del 20%), vino (del 27%) y gaseosa (20%-35%). También elimina aranceles –que eran del 28%- para productos lácteos, aunque establecerá cuotas para limitar las importaciones.

Esto en lo que respecta a las exportaciones europeas. Sin embargo, el mayor cambio se dará a la inversa. Como señalan Carlos Malamud y Federico Steinberg en un informe para el Real Instituto Elcano, Mercosur es el principal proveedor de productos agrícolas a la UE (20% del total) y responsable de casi el 70% de la alimentación que consumen los animales europeos, fundamentalmente proveniente de Brasil.

Estos son los previsibles efectos del Acuerdo UE-Mercosur en la agricultura y ganadería:

  • Vacuno: el sector vacuno es uno de los más preocupados a priori. Las previsiones de Asoprovac y otras patronales europeas hablan de la entrada anual de 100.000 toneladas más de carne de vacuno del Mercosur, producida con estándares menos exigentes que los europeos –aunque el acuerdo implica la obligatoriedad de respetar las exigencias de la UE-. Y sobre todo con un modelo de producción basado en grandes corporaciones y no tanto en agricultura y ganadería familiar, como en Europa.
    El reciente caso de la Operación Carne Débil, en el que se demostró que varias grandes empresas cárnicas brasileñas usaban productos químicos –algunos cancerígenos- para maquillar productos no aptos para el consumo, no es precisamente un buen precedente.
  • Avicultura: Otro sector que puede verse muy afectado es el avícola. El acuerdo prevé traer 180.000 toneladas anuales adicionales de estos productos desde los países de Mercosur sin ningún tipo de arancel. Brasil ya venía introduciendo en la UE unas 500.000 toneladas anuales de estas carnes. Este sector genera 300.000 puestos de trabajo, fundamentalmente en el mundo rural, en toda Europa. Desde organizaciones como UPA y Propollo han advertido de que se avecina una “crisis avícola” por la firma del tratado.
  • Cítricos: el sector citrícola español ha mostrado su enorme preocupación por cómo va a afectar el acuerdo UE-Mercosur. Brasil es el segundo productor mundial de cítricos, por detrás de China, y tiene un modelo de producción basado en grandes explotaciones orientadas a alimentar a su potente industria del zumo, controlada por tres empresas, que exportan el 95% de su producción.
  • El modelo brasileño está basado en los concentrados de jugo, que se congelan y envían a Europa en grandes barcos. Un modelo diferente –y con costes mucho menores- que el de la industria española, que apuesta por los zumos exprimidos, sin aditivos, de mayor calidad.
    Una crisis de la industria asociada al cultivo de cítricos puede perjudicar gravemente a los agricultores, pues estas empresas absorben hasta el 20% de la producción, como explican desde el Comité de Gestión de Cítricos.
  • Arroz: los agricultores de arroz, muy localizados en España en determinadas zonas con características muy especiales, verán cómo 60.000 toneladas sin aranceles entran en el mercado europeo, haciendo bajar aún más los precios en origen.
  • Miel: el acuerdo contempla la entrada de 45.000 toneladas/año a arancel cero. Algo que ya ha sido muy criticado por la organización agraria COAG, que ha denunciado que el precio medio de entrada de la miel origen Mercosur en 2018 fue de 2,46 euros/kg, mientras que los costes de producción de un kilo de miel en España es de 2,92 euros/kg, lo que beneficia a “un puñado de grandes industrias envasadoras”, que podrán comprar barato y aumentar sus márgenes de beneficio a costa de los apicultores de ambos lados del Atlántico.
  • Azúcar: las estimaciones hablan de la entrada de 180.000 toneladas bajo el marco de la OMC para azúcar refinado en Brasil con arancel cero. Otra mala noticia para el sector remolachero español.
  • Ajo: se acuerdan 20.000 toneladas recíprocas que se introducirán progresivamente a lo largo de siete años.
  • Maíz: se aprueba la entrada en la UE de 1.000 toneladas de maíz sin arancel. El acuerdo no modificará los aranceles vigentes sobre la soja, que ya está a cero.
  • Lácteos: En queso Mercosur importará 30.000 toneladas/año a arancel cero. El volumen se introducirá progresivamente. Para leche en polvo, 10.000 toneladas libres de impuestos. En preparados para lactantes, 5.000 toneladas.
  • Vino: Mercosur eliminarán también los aranceles al vino de hasta cinco litros (actualmente al 27%) en un período de ocho años, con exclusión recíproca para el vino a granel. Para espumosos, se fija un precio mínimo de entrada durante los primeros 12 años de ocho dólares por litro, después se liberalizará.
  • Otros productos: Mercosur acabará progresivamente con los aranceles a las importaciones desde Europa de chocolate y confitería, bebidas espirituosas, galletas, melocotones y tomates en conserva, refrescos, aceite de oliva, manzanas frescas, peras, nectarinas, ciruelas y kiwis frescos, y patatas congeladas.

Este balance demuestra que el sector agroalimentario se verá seriamente afectado por este acuerdo, y no precisamente de forma positiva. Según previsiones de un estudio de la Universidad de Manchester, citado por el Instituto Elcano, la firma del Tratado permitirá incrementar el PIB de Argentina en un 0,5%, el de Brasil un 1,5%, el de Uruguay un 2,1% y el de Paraguay hasta un 10%. Por su parte, la mejora del PIB europeo sería apenas del 0,1%.

¿Por qué el Gobierno español está a favor del acuerdo?

A pesar de estos datos, el Gobierno español se ha posicionado claramente a favor del acuerdo UE-Mercosur, cumpliendo un papel crucial en la fase final de las negociaciones. Según declaró el ministro de Agricultura en funciones, Luis Planas, las reticencias de agricultores y ganaderos se deben a resistencia al cambio, pero “habrá que afrontarlo”, según declaró en rueda de prensa. “Hay que tener una visión de conjunto, dinámica, de futuro y el mundo se cambia caminando, no estando quietos”, aseguró Planas valorando el acuerdo como bueno en su conjunto. Aunque se mostró abierto a “medidas correctoras” si algún sector en concreto se ve perjudicado.

Detrás del firme apoyo español nadie puede ignorar las oportunidades que se abren para sectores industriales como el textil o el automovilístico o para el sector de la construcción.

Los agricultores franceses muestran su rechazo

Los agricultores y ganaderos españoles han manifestado su rechazo al acuerdo UE-Mercosur, pero los franceses y belgas han ido mucho más allá, convocando manifestaciones y protestas en numerosos puntos y logrando que el Gobierno francés asegure no estar preparado para ratificar el acuerdo.

Rectificación o ratificación

Según explica Gonzalo Corrales, director de la oficina de UPA en Bruselas, en los próximos meses se revisarán jurídicamente los términos del acuerdo. Posteriormente, se traducirán a todas las lenguas oficiales de la UE y finalmente se presentará el Acuerdo de Asociación a los Estados Miembros de la UE y al Parlamento Europeo para su ratificación. El Consejo podría iniciar el debate sobre el acuerdo en el verano de 2020, y solicitar la aprobación del Parlamento para principios de 2021.

Un tiempo en el que podría haber espacio para la rectificación, al menos en los sectores más sensibles. Las vías serían la modificación del texto o la articulación de mecanismos compensatorios para los afectados, lo que no deja de encerrar una paradoja considerable.

También está por ver que los consumidores “traguen” con los productos que el Mercosur pretende exportar a Europa. Unos productos a priori más baratos, pero de peor calidad, con condiciones y técnicas de producción menos transparentes. Por no hablar de la huella de carbono de productos que tienen que cruzar un océano entero hasta llegar a su destino.

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