El sector de la pesca necesita miradas atentas y comprometidas

El informe 2018 de Cepesca deja preocupantes conclusiones para el sector de la pesca: el consumo sigue cayendo y desaparecen muchas embarcaciones.
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Un pescador en su barco.

Hace unas semanas en el puerto de Llanes (Asturias) un armador me contaba con tristeza como hacía apenas seis meses había tenido que vender su barco del cerco que daba trabajo a once tripulantes.

Siempre me da pudor escribir cualquier palabra sobre el sector de la pesca. Me genera respeto y a la vez fascinación pensar en una actividad desarrollada desde tiempo inmemorial, en la que el ser humano se sitúa con sus propias artes y mañas ante la inmensidad de un medio tan desconocido como son los mares y océanos.

Es evidente que la actividad ha vivido una evolución en todos los sentidos, incluyendo el tecnológico, que hace que los retos cotidianos y de largo alcance a los que se enfrentan los profesionales del sector, sean cuanto menos, abordables. Pero, aun así, tenemos que reconocer que los hombres y mujeres cuya vida depende de la pesca, están sometidos a un grado de incertidumbre que no tienen otras actividades.

Recientemente Cepesca, la Confederación que agrupa a todo el sector, presentó su Informe del Sector Pesquero español 2018. España continúa ocupando el primer puesto en la Unión Europea tanto en volumen, como en el valor económico que genera. Sin embargo, existen muchas sombras sobre nuestro sector pesquero.

Sigue cayendo el consumo de pescado…

A pesar de que nuestras exportaciones crecen, la balanza comercial sigue resultando negativa, porque importamos por un valor superior a lo que exportamos. Mientras que el consumo doméstico por persona ha caído en 2018 otro 4,5% respecto al año anterior. Con estas cifras, se explica perfectamente que uno de los esfuerzos en los últimos años esté centrando en promocionar el consumo, y sobre todo el consumo de pescado y marisco nacional, pescado de forma sostenible.

…y desaparecen muchas embarcaciones

El informe vuelve a destacar de forma dramática la reducción continua en los últimos 12 años del número de embarcaciones en todas las artes. Tan solo en 2018 se han perdido 22 arrastreros, 16 cerqueros, 8 palangreros, 4 de enmalle, y 129 barcos de artes menores.

Estas cifras de reducción solo pueden valorarse de manera adecuada si somos conscientes de que el sector ya está bajo mínimos, y que la flota de España la forman tan solo 8.972 embarcaciones que dan trabajo a 31.473 empleos directos.

Sin embargo y además de los empleos y riqueza económica que genera la pesca, pensemos en todo el patrimonio cultural que desaparece, incluyendo la riqueza gastronómica, y por último, pensemos si nuestros pueblos; Cudillero, Santa Pola, Barbate, o La Savina, serían lo mismo sin esta actividad.

Retos de la pesca en 2019

El sector pesquero afronta unos retos importantísimos para 2019 que tienen que ver con la sostenibilidad ambiental de la actividad y con el cumplimiento de la Política Pesquera Común. Sin embargo, quiero destacar en esta reseña dos cuestiones de ámbito social mucho más concretas reflejadas en el informe, y que sin duda condicionan el futuro de la actividad en nuestro país.

Entre los problemas comunes el informe destaca la escasez de tripulantes. Para ello, se está trabajando en un convenio marco con los sindicatos para mejorar las condiciones sociolaborales de los trabajadores y el impulso de la formación profesional dual en el sector.

Unido a este problema, está el de la antigüedad de la flota. Aunque la edad media de la flota española es de 32 años, todavía existen más de 2.700 barcos que superan los 40 años de antigüedad. La gran mayoría de estos buques son pequeños, de la modalidad de artes menores.

Con el fin de garantizar la seguridad a bordo una mejor habitabilidad para los tripulantes y las mejores condiciones de trabajo es necesario poner en marcha un plan de renovación y modernización de la flota española.

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