Un pastor con sus ovejas.

El consenso del lobo ¿Es posible?

La protección del lobo debe ser un objetivo prioritario para los gobiernos de nuestro país, pero la decisión precipitada de la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad de prohibir la caza del lobo en todo el territorio del Estado español demuestra una ignorancia supina por parte de algunas CC.AA y del Ministerio para la Transición Ecológica, que paradójicamente también lo es del Reto Demográfico, y que invita a cuestionar su capacidad para solucionar el grave problema del lobo, y también de la despoblación.
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En las provincias más rurales, el sector primario es un eje fundamental para el desarrollo económico, en el caso de Zamora ocupa el 30% de las personas que están en el régimen de autónomos, un porcentaje nada desdeñable, y que con seguridad es más alto conforme se reduce el ámbito territorial.

Efectivamente, los ganaderos, especialmente los que desarrollan la ganadería extensiva son, posiblemente, el núcleo en el que se apoyan los pueblos para mantener su población, y evitar dentro de lo posible su desaparición. Además, llevan décadas luchando para establecer unos precios justos para los productos y sufriendo una galopante precariedad, y decisiones como esta, nada consensuadas, lo único que consiguen es aumentar su frustración.

El mismo día de la decisión, un ataque de lobos mataba a 60 ovejas en Villalonso, un pueblo de Zamora. Es incuestionable que se debe proteger al lobo como especie, y que se debe acabar con la caza masiva y abusiva, incluso siendo el objetivo final terminar con toda su caza, pero este objetivo no se puede conseguir de una forma arbitraria, dejando sin voz ni voto a los ganaderos, que son los que en la actualidad están padeciendo de forma más cruenta el conflicto.

La política es la actividad que sirve para tomar decisiones colectivas, siendo muchas las alternativas para el ejercicio de la política, desde métodos que se basan únicamente en el uso de la fuerza hasta sistemas de democracia directa. En los tiempos que corren, las democracias liberales, como es el caso de España, están sufriendo un desgaste del principio democrático, ahí tenemos el ejemplo del asalto al capitolio en EE. UU. y los gobiernos elegidos democráticamente deben hacer lo posible para no alimentar los discursos negacionistas que desde una posición egoísta intentan implantar su posición frente a cualquier otra alternativa sin empatía. Por ello, los buenos políticos, no son aquellos que logran sus objetivos de una forma maquiavélica, sino aquellos que los logran con el mayor consenso posible, y en este caso la vicepresidenta cuarta, no ha demostrado ser una buena política.

En cuanto al procedimiento decisorio en sí, en primer lugar, es destacable que las cuatro Comunidades que aglutinan más del 95% de la población del lobo ibérico se hayan opuesto a tal decisión, teniendo además gobiernos de distinto color, conservadores, progresistas e incluso regionalistas, por lo tanto, no parece que se trate de una decisión que hunda sus raíces en una determinada ideología. Y en segundo lugar, es incomprensible que algunas CC. AA. que no tienen, ni van a tener un lobo en su territorio, se sumen a esta decisión sin ningún tipo de justificación, y con una falta de respeto absoluta hacia los ciudadanos de otros territorios.

La actitud prepotente que ha protagonizado este acto ha conseguido echar por la borda los esfuerzos de algunos sujetos para acercar las posturas de los distintos sectores involucrados, como es el ejemplo de WWF y UPA con el documental ¿Convivencia? Ganadería y lobos, en cuya presentación en el Matadero de Madrid tuve la suerte de estar, y debo destacar que en el debate existía un acuerdo absoluto entre ganaderos y ecologistas en una cosa: en la responsabilidad exclusiva de la Administración para resolver el conflicto.

La comisión debe rectificar la decisión, y abrir el debate a todos los sectores implicados, especialmente escuchando a los ganaderos. La prohibición de la caza del lobo se puede conseguir, pero para poder llegar a un consenso amplio se deben tomar medidas que aumenten la seguridad de los ganaderos en el ejercicio de su actividad, por ejemplo, creando un fondo interterritorial en el que todas las CC.AA. tengan que aportar una cantidad para garantizar que se paguen de forma eficaz los daños a los ganaderos que sufran ataques de lobos, y/o para potenciar un pastoreo responsable dirigido a la convivencia con el lobo, como puede ser dando ayudas para tener perros mastines que protejan al ganado del lobo, o para instalaciones que impidan o dificulten los ataques.

Es posible que, si se hubieran planteado medidas complementarias como estas, la mayoría de los ganaderos hubieran estado a favor de prohibir la caza del lobo, o al menos, limitarla progresivamente hasta alcanzar la prohibición absoluta en un tiempo prudencial, y además, algunas CC. AA. se lo hubieran pensado algo más a la hora de votar a favor. Si el lobo es patrimonio del país, y todas las comunidades pueden decidir sobre el asunto, de igual manera también debe ser responsabilidad de todas las administraciones.

Antes de finalizar, es importante reiterar que el conflicto del lobo es una cuestión de enorme complejidad en la que intervienen una pluralidad de intereses que en gran medida están en contraposición, y es fácil caer en el fanatismo exacerbado por ambas partes. Es importante relajar la tensión del debate, invitar a la reflexión, y poner el foco en el problema. Ni el lobo es el angelito de la caridad del que hablan algunos ecologistas, ni hay que exterminarlo como señalan algunos cafres que se consideran ganaderos.

Por último, este caso es un gran ejemplo para comprender mejor el significado de los conceptos de España vaciada o demotanasia. Estos se refieren a las decisiones políticas tomadas desde grandes despachos de la capital del reino, que, sin escuchar la problemática de las zonas rurales, y las posibles soluciones que se dan desde estos territorios, imponen medidas y acciones que dificultan el desarrollo económico y social de los pueblos y lapidan sus expectativas de lograr un futuro próspero.

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