Todas las criaturas grandes y pequeñas

Criaturas grandes y pequeñas

El autor reflexiona sobre la relación entre seres humanos y animales de compañía, y como una serie puede cambiarlo todo.
3
1269


Me gustan poco los animales domésticos. Ni los perros ni los gatos ni los caballos, ni siquiera los canarios o las aves de corral. Quizá algunos incidentes no muy agradables que tuve cuando niño explican esa fobia. Por eso mantengo una relación distante con ellos.

A los caballos, animales bellos y nobles como pocos, me gusta verlos desde lejos, contemplar su hermosura en la distancia. Es cruzarme con un perro y se me ponen los pelos de punta; lo mismo me ocurre cuando estoy delante de un gato. Ellos lo saben y reaccionan de igual modo, poniéndose en alerta ante mi incómoda presencia.

Mi hijo, que tiene en su casa dos gatos (Tequila y Curry), conoce bien mi fobia. Tal vez por eso no voy a visitarlo tanto como me gustaría. Para intentar cambiar mi actitud e inocularme el amor por los animales me ha aconsejado que vea la serie británica “Todas las criaturas grandes y pequeñas”. He de reconocer que empecé a verla con poco entusiasmo, ya que lo que realmente me gusta son las series de trasfondo político, como la estupenda “Babylon Berlin”, en pleno ascenso del nazismo en Alemania. Pero he de reconocer que esta serie de los animales me está atrapando.

Como pocas veces me había sucedido antes, he disfrutado con la historia del joven veterinario James Herriot, quien, procedente de la industriosa y urbanizada Glasgow, acude a la llamada de otro veterinario ya veterano (Sigfried Farnon) para reforzar su consulta en Darrowby, un pueblo de la Inglaterra rural (en el condado de Yorkshire) a mediados de los años treinta del pasado siglo XX.

Basada en los libros autobiográficos del veterinario James Alfred Wight (escritos bajo el seudónimo de James Herriot), la serie “Todas las criaturas grandes y pequeñas”, un remake de otra de la BBC de los años 1970, es una estupenda radiografía de la vida en un pueblo rural, de las estrechas relaciones de vecindad, del ritmo pausado de los aconteceres diarios. Pero sobre todo narra con una exquisita ternura la vida de los ganaderos, de su relación con los animales, de la importancia que la vaca, la oveja, el perro, el caballo, la gallina o el cerdo tienen para la economía familiar, y de lo importante que resulta en todo ello el papel del veterinario.

Auscultando con el fonendo a los animales con problemas respiratorios, ayudándolos en los partos, diagnosticando la causa de alguna dolencia extraña o teniendo que dejar que la naturaleza cumpla con sus leyes cuando la ciencia no puede hacer nada ante lo irremediable, el veterinario entra en la casa de los ganaderos con la autoridad que le da su conocimiento, pero también con la respetabilidad de quien sólo se guía por buscar el bienestar del animal. Más importante incluso que el médico en un pueblo ganadero como Darrowby, el veterinario visita las granjas y observa la dureza de la vida de los granjeros, procurando ayudarles con su saber profesional y aprendiendo también de ellos, de la sabiduría ancestral que les proporciona el trato diario con los animales.

Además de la relación del veterinario con los ganaderos, la serie nos muestra también la importancia de las mascotas en la Inglaterra de mediados de los años treinta. A la clínica de los Farnon, acuden los vecinos con sus mascotas buscando que el veterinario les cure las heridas o le ponga remedio a alguna enfermedad. Con sus perros, gatos, conejos, periquitos, gansos… los vecinos esperan ser atendidos en la consulta, hablándoles a sus animales o acariciándolos con una ternura que conmueve.

La verdad es que viendo la serie he comprendido, como nunca me había ocurrido antes, el amor que las personas pueden sentir por los animales, y se me ha despertado un intenso sentimiento de empatía hacia ellos y sus dueños. No es que vaya a tener mascotas en un piso de sólo 90 m2, pero seguro que, después de ver esta serie, iré con otra actitud a visitar la casa de mi hijo. Espero que Tequila y Curry me lo noten y acaben siendo mis amigos. Por mí no quedará.

Todas las criaturas grandes y pequeñas puede verse en Movistar+.

3 comments

  1.  

  2. Cristóbal Gómez Benito 6 febrero, 2023 at 18:33

    Hola, Eduardo. Yo también soy un fan de esta serie (ya he visto la tercera temporada). Me gustan mucho los paisajes ingleses. Pocos o nadie como ellos los han cuidado tanto. La relación del británico con el campo es muy diferente a la española o mediterránea, como bien sabes, ya que hemos hablado de esto en alguna ocasión. Una relación que es de identificación con lo rural y de amor a los animales y paisajes (lo que no quita que les encante la caza, como la del zorro) y esa relación es común a todas las clase sociales, alta media y baja. Y el interés de la serie radica en cómo nos muestra esa vida rural, apacible y comunitaria, aunque los conflictos apenas aparecen o se soslayan, pero que en cualquier caso no son muy graves. Y esa figura del veterinario, de esos años, me cuesta recordarla por estos pagos, donde estos profesionales, como los médicos, boticarios y similares, pertenecían a las élites locales y no mostraban esa profesionalidad tan empática. Es una serie que algunos tachan de ñoña, pero que yo calificaría de amable, y entre tanta violencia y drama, se agradece. Y es una muestra más de la maestría británica para contar la vida cotidiana sin caer en un romo costumbrismo. Una visión del mundo rural agrario inglés de entreguerras que para el que sabe mirar le dice muchas cosas. Yo la recomiendo siempre y espero con ganas nuevas temporadas.

  3. Carmen Casado 7 febrero, 2023 at 06:16

    Eduardo me ha encantado tu reseña y la he disfrutado, esto no es nuevo pues me encanta lo que escribes siempre.
    Pero en este caso especialmente, pues soy fan de James Harriot desde que lo descubrimos Juan y yo en Newcastle upon Tyne cuando estuvimos allí de 1974 al 1976 haciendo ambos un MSc, vimos la serie y nos compramos muchos de sus libros, tengo una foto mítica de Juan, leyendo uno de ellos.
    Un disfrute de serie que he vuelto a ver en Movistar durante la pandemia.
    Un abrazo Eduardo y espero disfrutes las mascotas de tu hijo, por cierto en el aspecto de respeto a los animales sin acercarse mucho te comprendo perfectamente pues soy igual aunque Juan me hizo verlos de otra forma.

  4. Ana Garrido Varo 7 febrero, 2023 at 22:33

    Hay mucho que aprender de nuestros pajarill@s!! , ademas de que ell@s aprendan de sus papis!! Veré la serie yo tb soy antinpets en el pisito

Los comentarios están cerrados.