Molinos de viento, junto a campos de cultivo.

“Porque el viejo seguía calculando el grano en fanegas,
el vino en arrobas, el dinero en duros
y los desafíos en pares de cojones.
Esa forma de medir el mundo le daba un aire antiguo.
Mas cercano a las leguas y los maravedís que a los euros
con los que nunca llegó a familiarizarse del todo”.

Jesús Carrasco
Llévame a casa, página 198

El día 5 de mayo planté calabacín, pepino, berenjena, dos matas de perejil, seis acelgas, docena y media de pimientos de freír, tres matas de guindillas, tomates de varias clases, un par de docenas de lechugas y cuatro de cebolla de verano. Sembré girasoles, zinias, caléndula y zanahoria y enterré unos cincuenta bulbos de gladiolo.

Un par de riegos más diez litros de lluvia después, el día de San Isidro por la mañana, eché humus de lombriz y trabajé la tierra plantada. Deshago los caballones y dejo todo llano al tiempo que se va envolviendo el humus. Durante un mes la trabajaré y, a medida que crecen, acollaré las plantas, formando el caballón, y allá por San Juan, si va seco, correrá el agua del riego entre los caballones.

Estas labores es mejor hacerlas a tempero. Si todavía no lo hay y está blando mal y si se pasó y esta duro peor. El terreno.

Mientras me entretengo en estas labores, en los despachos, aquí en mi tierra, se esperan los fondos europeos para poner en marcha el Plan de Transformación de La Rioja; se prepara el terreno para “sembrar” la estrategia contra el despoblamiento basada en la nueva ruralidad; se diseña el nuevo trazado ferroviario que nos conecte con el mundo diez minutos antes y se estudian los expedientes presentados por varias empresas para “plantar” molinos gigantes, con sus correspondientes líneas de evacuación, en los valles del Cidacos y de Ocón.

En estos valles muchos vecinos, empresas y colectivos se han organizado para mostrar su rechazo a esta “plantación” o lo que sea. Con las alubias y los gladiolos lo tengo claro, pero, las estrategias, los planes… ¿Se siembran o se plantan?

En esta preparación del terreno, el Gobierno regional, nos acaba de regalar una “Guía de Energías renovables en La Rioja. Mayo 2021”, al estilo de los viejos catecismos de agricultura del siglo XIX. P. ¿Qué se entiende por administración rural? R. La cuenta y razón que el labrador lleve llevar en… Leo en el publicado el año 1893 por R. G. González.

¿Por qué son necesarias las energías renovables? ¿Qué otros beneficios tienen las energías renovables?… Se pregunta y se responde ahora en el nuevo catecismo, adaptado a la “reconceptualización de lo rural o nueva ruralidad” propia de este siglo.

También estos días, unas declaraciones del Consejero de Sostenibilidad y Transición Ecológica, a preguntas de una periodista, han suscitado una enérgica respuesta de las plataformas que cuestionan estos proyectos, porque las han interpretado como preparación del terreno para la “plantación”.

En todas las regiones hay hortelanos organizando sus huertas y en muchas de ellas hay proyectos similares a los que por aquí tenemos. Las estrategias, los planes, los expedientes… como las huertas, son universales.

Circula por la red virtual un documento titulado “Informe Bailías. Estrategias empresariales e institucionales para generar consenso sobre decisiones territoriales”. Leo: Este informe es una sistematización de las estrategias más comúnmente empleadas en conflictos sociales y ambientales por parte de administraciones públicas y empresas privadas con intereses en implantar, desarrollar o aprobar proyectos y planes con importantes impactos territoriales de tipo social y ambiental.

En él se describen una docena de estrategias, algunas con nombre muy curioso: atomización, BANANA, doctrina del Shock, falso dimensionamiento, gestión de los tiempos, interés general, paparruchas, privación relativa, puertas giratorias, sacrificio ambiental, soborno social y TINA.

Para mí, este informe es tan útil (o más) que el catecismo que nos ha regalado el Gobierno riojano. Me ayuda a saber por dónde me da el aire en asuntos como estos de tanta complejidad. Cuando estoy en la huerta es más sencillo, si veo de frente el motor y no las aspas de los molinos que hay en la cogotera de Sesma, sopla navarrillo.

Al leerlo, recuerdo la pregunta que le planteaban al señor Consejero, sobre el porqué de tantos proyectos en estos momentos y me pregunto ¿Será un falso dimensionamiento? Cuando siembro los melones, pongo media docena de semillas, germinan cuatro y luego los aclaro para dejar una mata. ¿Cómo aclararán lo de los molinos? ¿Pondrán menos? ¿Enterrarán las líneas de evacuación? ¿Serán menos altos? Nunca me ha tocado aclarar estas plantaciones. Lo mío son los melones.

En el debate abierto oigo decir, a algunos, que “no hay alternativa” (como decía la señora Margaret Thatcher cuando le preguntaban sobre el capitalismo, There Is No Alternative, TINA) y que renunciar a estos proyectos es “perder el tren hacia el desarrollo o la prosperidad”. Me pregunto de qué viven algunos de esos “algunos” ¿Puertas giratorias?

Cuando me dicen que el nuevo trazado ferroviario atraviesa la zona de Nájera y también circunvala Alcanadre y se olvidan viejos proyectos que discurrían por otras tierras de La Rioja Alta y Alavesa, pienso en el “sacrificio ambiental” y escucho, a los mismos, hablar de “un mal menor”.

Paparruchas (fake news) supongo que las hay, pero como mis redes son más personales que virtuales, no me entero.

Esta semana terminaré de sembrar y plantar todo lo de verano y por Santiago pondré lo de invierno. Si el tiempo acompaña, no apedrea por ejemplo, en quince o veinte días cogeré los primeros calabacines, unos días después pepinos y en un par de meses tomates. Es lo que tiene trabajar a tempero, todo viene bien y en su tiempo.

La plantación de las vías y lo de los molinos gigantes no sé en qué parará. Tampoco tengo ni idea de cómo vendrá la cosecha de la “siembra” de la nueva ruralidad (complicidad urbano-rural, biodiversidad, igualdad, economía circular, productos de proximidad, integración, patrimonio y cultura rural…).

Pienso que quienes trabajan en ello lo hacen con la profundidad y calma que requiere, y que no van a dejar que se les pase el tempero, porque si esto ocurre “ya no hay forma de hacer madeja”, y lo sembrado no pelecha, aunque ahí estén erguidas las plantas. Como los molinos. Como en la huerta ¡Aúpa!

Emilio Barco
Alcanadre 18 de mayo de 2021, Santa Claudia

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